Por Sebastián Dumont.-

En ocasión de la reciente visita del presidente de la Nación Mauricio Macri al distrito de Merlo, donde gobierna Gustavo Menéndez, un grupo de personas sin identificación partidaria escracharon al primero magistrado con insultos y huevazos, lo que derivó en incidentes y detenciones. Como suele ocurrir desde hace años, las acusaciones cruzadas entre el actual jefe comunal y al anterior volvieron a escena. Lo cierto es que el escrache habría sido hecho por militantes de Nuevo Encuentro, el partido de Sabbatella.

La batalla política entre Gustavo Menéndez y Raúl Othacehé no parece terminarse ni aun con el resultado de las últimas elecciones, e incluso con la reciente modificación en la estructura de poder del Concejo Deliberante. Los cruces continúan.

Esta vez se trató de la visita del Presidente Macri al distrito en la semana que pasó. Un grupo de personas escracharon a Macri y empezó la pelea para saber quién lo había organizado. Desde el oficialismo local apuntaron a Othacehé y el ex intendente se defendió diciendo que fue una maniobra del actual jefe comunal. Cualquiera haya sido la verdad, es notoria la continuidad de la virulencia política en el distrito.

Malvinas Argentinas, caso reciente

“No podíamos permitir que Cariglino se sumara al gobierno nacional o provincial; por eso era necesario salir a cortar esa posibilidad”. La confesión pertenece a alguien con acceso directo a la oficina del intendente de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini, y se refiere a los momentos previos al 10 de diciembre pasado, cuando se produjo el recambio de autoridades. En aquel entonces, el jefe comunal electo había salido a operar en los medios un supuesto desmantelamiento del patrimonio municipal que, extrañamente, nunca llevó a la justicia. Más tarde se comprobó que había fotos trucadas. El objetivo era claro: forzar a las autoridades provinciales a evaluar si era un costo político sumar a Cariglino. Ahora, vuelven a observarse comportamientos similares, a partir del lamentable hecho donde se incendiaron móviles municipales en Villa de Mayo. Todo ello, de mezclar todo y salir a instalar una versión de los hechos como consumada, es una costumbre que el cristinismo ha tomado como costumbre.

Lo primero es lo primero. Sería importante que se conozcan los responsables de la maniobra en las camionetas de Villa de Mayo. Ahora bien, hay algunos hechos particulares que llaman la atención.

Casi como una verdad revelada, Nardini sale a instalar que el ataque fue perpetrado por seguidores del ex intendente, pero no aporta ninguna prueba más que decir que las cámaras detectaron un “encapuchado” merodeando la zona.

Este hecho de vandalismo es evidente que le ha servido al gobierno municipal para victimizarse una vez más. Y quizá la verdadera intencionalidad de culpar a sectores del ex jefe comunal queda demostrada cuando el jefe comunal expresa su malestar porque María Eugenia Vidal le da lugares al “cariglinismo”. ¡Vaya casualidad!

En estos días circuló con mucha fuerza la información de que Cariglino podría sumarse al gobierno provincial y que además gente de su espacio ocuparía los cargos de los organismos descentralizados nacionales y provinciales del distrito. El caso de la ANSES es uno de ellos. Nada menos que el reducto desde donde construyó su candidatura Leonardo Nardini.

Otras de las versiones lanzadas por la oposición al gobierno local es que el hecho podría tratarse de una pelea interna entre sectores que responden al intendente y a su jefe político Luis Vivona. Son cada vez más frecuentes y coincidentes las historias que se cuentan sobre diferencias internas que se dirimen a los gritos.

Cualquiera sea la razón, el hecho es repudiable. También quizá una manera de desviar la atención sobre aspectos de la gestión que no funcionan e incluso un tarifazo del 700 por ciento en las tasas municipales.

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