Por Luis Américo Illuminati.-

Entrevista en El Panal

El siguiente cuento de humor político tiene dos actos: Primer Acto: «Entrevista en El Panal» y Segundo Acto: «Esperando a Godot», historia que comienza con una entrevista de un amigo que tuvo en El Panal en los últimos días de transición entre el gobierno de José Manuel de la Sota y la segunda gestión del actual gobernador. Mi amigo llevó su libro (en la tapa hay un faro iluminando en la noche) y explicó su plan para atacar y reducir la galopante inseguridad al Ministro de Gobierno, estuvo también presente un secretario de seguridad que dejaba el puesto para asumir como juez de violencia familiar. Mi amigo le autografió el libro al ministro. Todo parecía encaminado para que mi amigo asumiera el cargo en el área de seguridad, pero no se hizo muchas ilusiones porque ese día el Gobernador no lo pudo recibir.

A la espera de Godot

La segunda reunión fue en el Hotel Orfeo y allí mi amigo le entregó a un tal Ventura (persona de confianza del gobernador) la idea y el proyecto para reemplazar el Dpto. Drogas Peligrosas por la FPA (Fuerza Policial Antinarcótico). La idea funcionó perfectamente pero nuestro amigo se quedó igual que Estragón y Vladimiro en «esperando a Godot», los personajes de la obra teatral de Samuel Beckett, donde el emisario de Godot les dice que éste «no vendrá hoy, pero es posible que mañana sí» o, en el caso de nuestro amigo, que hoy no podrá recibirlo, pero mañana es posible que sí.

La cosa fue que después de muchas vueltas no nombraron a nuestro buen amigo sino a otro señor que después de un tiempo debió renunciar por no sé qué problema tenía con el padre y el sucesor del fallecido Doctor de la Sota nombró al Sr. Mosquera. Vaya entonces de parte de mi amigo -el farero- con onda y buen humor este cuento que no es tan bueno como las canciones de Perales, pero que ilustra realmente lo que fue la idea equivocada de «cordobesismo», idea que dicen algunos, entre ellos Pedro Allende, se le ocurrió a Guillermo Seita -consultor privado de los dos gobernadores mencionados- como sello o marca del peronismo cordobés (cfr. Jardín de las tortugas que se bifurcan, HOY DÍA CÓRDOBA, 22/08/22).

El olmo del panal

Un tipo entra a una verdulería y le pide al verdulero un kilo de peras. Cuando el cliente las toca, le dice al verdulero: -«Oiga amigo, estas peras están duras como piedras». El verdulero le contesta: -«Lo que pasa es que son peras de olmo». -«Imposible, el olmo no da nunca peras tal como dice el refrán: «no hay que pedirle peras al olmo», le dice indignado el cliente. Entonces el verdulero le contesta muy serio: -«Es que hay un árbol plantado en El Panal, un olmo que si le cantan la marcha peronista caen peras de las ramas… El problema es que si el que está debajo no se aparta enseguida las peras le parten la cabeza».

A modo de moraleja

Los que se quedan con ideas de otros y las muestran como propias, tienen a la larga o a la corta un karma en contra que es una vieja ley del universo.

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