Por Guillermo Cherashny.-

Hasta ayer era muy probable que la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical, el órgano legislativo del centenario partido, aprobara la continuidad en Cambiemos. Pero Alfredo Cornejo, el presidente del Comité Nacional, el órgano ejecutivo, señaló ayer que Cambiemos debía cambiar de nombre y que Mauricio Macri no debía ser candidato. Estas declaraciones pueden cambiar el rumbo de la convención, donde dirigentes históricos como Federico Storani, Juan Manuel Casella y Ricardo Alfonsín quieren abandonar el partido y apoyar la candidatura de Roberto Lavagna. Pero hay una mayoría que quiere seguir en Cambiemos para mantener los pocos cargos que les dejó el PRO y conservar las dos gobernaciones de Mendoza y Jujuy. Pero la permanencia en la coalición de gobierno les costó la intendencia de Córdoba capital y es muy probable que también ceda la de Santa Fe capital, porque en las PASO fueron derrotados por paliza por el socialismo. También está en peligro la ciudad de Santa Rosa, la capital de La Pampa, donde el intendente Altolaguirre de la UCR debería perder, salvo que Carlos Verna, el caudillo peronista, le corte la boleta al desafiante candidato de La Cámpora, que va por ese cargo. En las PASO de febrero el candidato de Verna, un gremialista, perdió frente a un camporista y, si bien Verna se lleva muy bien con Cristina, ahora no los quiere el gobierno de la capital provincial.

La «bomba» que lanzó Cornejo tendrá un efecto expansivo que durará varios días y puede afectar el consenso que se esperaba en la convención de la UCR y ahora peligra la permanencia de los radicales en Cambiemos si se impone el criterio del gobernador mendocino, que ganó en el 2015 por más del 20% y ahora su candidato Suárez apenas le gana al peronista que salga ganador de las PASO.

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