Por Carlos Tórtora.-

El exvicepresidente Daniel Scioli fue imputado y citado a declarar el próximo 3 de mayo ante el fiscal de la causa que investiga un presunto lavado de activos cuando fue gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 2007 y 2015, Álvaro Garganta.

Su ex ministro de Salud provincial, Alejandro Collia, también fue imputado este viernes por la misma causa y declarará ante el fiscal de La Plata, que indaga supuestas irregularidades en la adjudicación de la construcción de nueve Unidades de Pronta Atención (UPA) por las que el Gobierno provincial pagó presuntamente 189 millones de pesos argentinos (9,36 millones de dólares). Este hecho impacta relativamente poco en las filas peronistas y es más que dudoso que Scioli cuente con la solidaridad activa del cristinismo, que sí se preocupa de presionar por las libertades de Carlos Zannini y Julio De Vido.

Pero el caso Scioli parece llamado a tener una repercusión institucional que puede ser importante.

Como diputado nacional, el ex motonauta viene haciendo todo lo posible para que el oficialismo le tienda un puente y queda como ejemplo su huida del recinto cuando la bancada del PJ, en diciembre pasado, estaba por votar contra el proyecto de reforma previsional enviado por la Casa Rosada.

Daniel Angelici sería aparentemente el nexo entre Scioli y Macri, su ex rival electoral y con quien nunca tuvo buenas relaciones.

El precedente De Vido

El caso es que si la jueza de garantías Marcela Garmendia decidiera finalmente el procesamiento de Scioli luego de su declaración indagatoria, también podría pedir el desafuero de éste a las autoridades de la Cámara de Diputados a los efectos de que el procesado no utilice sus privilegios como legislador para estorbar el accionar judicial. De llegarse a este punto, lo que es probable, las bancadas del PJ y de Cambiemos deberán decidir si se remiten al precedente del año pasado, cuando lo desaforaron a Julio De Vido ante un pedido de la justicia federal o en cambio toman la decisión contraria, lo que parecería poco lógico. En el medio ocurrieron cosas. En diciembre pasado, Miguel Ángel Pichetto habló por todos los senadores (ninguno lo contradijo) diciendo que la cámara alta rechazaría un eventual pedido de juicio político a CFK basándose en el principio de presunción de inocencia. En otras palabras, que no se puede dar curso al desafuero antes de que haya una sentencia firme.

Jurídicamente, la postura de Pichetto es sólida pero lo cierto es que la mayoría en Diputados está presionada por lo que se votó en el caso De Vido. La reciente liberación de Cristóbal López, por dar un ejemplo, está levantado una ola de críticas y también de sospechas.

Scioli creció políticamente con su estilo individualista y casi sin formar equipo, mostrándose siempre diferenciado de los Kirchner. Ahora, su falta de pertenencia concreta al kirchnerismo lo puede dejar en una peligrosa soledad.

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