Por Carlos Tórtora.-

En medio de la tensión con el FMI, Alberto Fernández debe ahora sumar otra preocupación más: cómo evitar que la inminente renuncia de Juan Manzur le abra el camino a un jefe de gabinete impulsado por Cristina Kirchner. Ayer se mencionó el nombre de Eduardo Wado de Pedro. La realidad es que el presidente necesita un frente interno consolidado en las próximas semanas. Según trascendió, las exigencias del FMI son consideradas inaceptables por el gobierno, que entendería que aceptar las mismas equivaldría a perder las elecciones del año entrante.

Todas las señales de alerta se encendieron en la Casa Rosada, desde donde se vuelve a impulsar una liga de gobernadores para respaldar la resistencia al FMI. Este juego se abriría con una movilización a Plaza de Mayo. También se movilizaría el apoyo del chileno Gabriel Boric y de Lula, entre otros políticos latinoamericanos.

El perseguido

En cuanto a la oposición, la decisión del gobierno sería mantenerla al margen de la negociación para evitar que Juntos por el Cambio capitalice la crisis. Las chances de que el FMI flexibilice sus exigencias son bajas y la negociación podría entrar entonces en una vía muerta.

Ayer se mencionaba también la posibilidad de que la vicepresidenta hable del tema y le dé un espaldarazo a Alberto. Éste intentaría victimizarse creando la imagen de que el Fondo es intransigente y de que la negociación fracasa por falta de razonabilidad.

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