Por Carlos Tórtora.-

El Frente de Todos ganó la Tercera Sección Electoral de Buenos Aires por 283.000 votos y perdió la Primera Sección por 121.000 votos. Ambas secciones abarcan el conjunto del conurbano y con estos números la ventaja global del oficialismo es de apenas 162.000 votos. En otras palabras que, de cara a noviembre, Cristina Kirchner está a 162.000 votos de perder la mayoría en su bastión y principal fuente de su poder. La magnitud del desastre en la Primera Sección es contundente. Apenas un puñado de distritos como Merlo, Moreno, Malvinas Argentinas y Hurlingham, se salvaron de la caída. La derrota en San Martín golpeó al jefe político local, el ministro de Obras Públicas Gabriel Katopodis, y en Mercedes lo mismo ocurrió con el titular de Interior, Eduardo Wado de Pedro. El gran ganador de esta sección es Jorge Macri, alcalde de Vicente López, seguido por Gustavo Posse en San Isidro. La derrota oficialista también alcanzó a distritos como Pilar, Escobar, San Fernando y Luján. Este cuadro deja planteado que está en duda la posibilidad de que CFK pueda mantener el control casi integral del conurbano que ejercía hasta ahora. Dos menciones más: el sabatellismo -uno de los brazos cristinistas- también perdió en Morón y Sergio Massa cayó en Tigre aun habiendo acordado con su rival Julio Zamora.

Espinoza, el hombre fuerte

En la Tercera sección, el panorama es distinto y con otras consecuencias. Aquí el triunfo K se debió en buena medida a la buena elección de Fernando Espinoza en La Matanza, que sobresalió más por cuanto en el otro distrito gigante, Lomas de Zamora, Martín Insaurralde apenas consiguió ganar por 6 puntos de diferencia. Máximo Kirchner hizo de Insaurralde su primer operador político, marginando así a Espinoza. Con el 46% de los votos contra el 27% de Juntos y teniendo en cuenta el desastre del Frente de Todos en la Primera Sección, Espinoza se convierte en el hombre clave de la política bonaerense. Es paradójicamente un dirigente ajeno al ultrakirchnerismo y que mantiene distancia con la vicepresidente. Su aliada y pareja, Verónica Magario, es una vicegobernadora resentida con Axel Kicillof, quien casi no le ha dado participación política ni cuotas de poder.

Para noviembre, Cristina depende de que muchos intendentes que ahora jugaron a medias se esfuercen al máximo. La mayoría de ellos no tiene reelección por la nueva legislación que la prohíbe y están preparándose para digitar a sus sucesores. ¿Repartirán en noviembre boletas cortadas sin la lista que encabeza Victoria Tolosa Paz? El riesgo existe porque ante todo privilegian el mantener la mayoría en sus consejos deliberantes. El abismo existente entre los barones del conurbano y el gobernador es una de las causas fundamentales de esta incertidumbre. Ahora, con 60 días por delante, es probable que Kicillof dé un golpe de timón e intente congraciarse con los intendentes. Si el escrutinio de noviembre revela que muchos intendentes sacaron más votos que la lista de diputados nacionales del Frente de Todos, la crisis sería cada vez más profunda. Esto ya ocurrió en el 2009, cuando De Narváez le ganó la elección a la lista que encabezaba el propio Néstor Kirchner.

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