Por Guillermo Cherashny.-

En el Frente para la Victoria, la presidente y sus principales dirigentes alegan que perdieron por sólo 3% la elección y que el país está dividido en dos. Pero en realidad, hoy por hoy, el PRO y el FPV tienen 35% cada uno, y UNA de Massa y De la Sota, el 22%. Esto es muy importante para el que perdió las elecciones, porque los votantes de Massa que votaron al FpV lo hicieron por anti-macristas, pero a la vez son anti-cristinistas y están los peronistas que siguen obedeciendo órdenes de la todavía presidente, que los obligó y aceptaron aprobar 90 leyes entre gallos y medianoche.

Extremo riesgo

Está claro que los votantes de UNA son en su mayoría peronistas anti-k y el resto, independientes opositores al actual gobierno. De ahí a decir que los kirchneristas son casi la mitad del país es una burda mentira y, además, ese 37% de la primera vuelta del 25-O se divide en tres partes. Es decir, los gobernadores por un lado, Cristina y La Cámpora, y una tercera parte que son los movimientos sociales, entre los cuales el principal es el Movimiento Evita, liderado por Emilio Pérsico y Fernando Navarro, que ya manifestaron su intención de dialogar con María Eugenia Vidal. De este modo, el FPV ya tiene certificado de defunción y sólo quedan el peronismo, el cristinismo y los movimientos sociales. Pero los dos primeros son los que tienen fuerza parlamentaria y donde hay una mayoría del PJ que no es contundente, porque Cristina armó las listas para defender su libertad ambulatoria, que está en peligro, porque la sociedad civil reclama justicia y terminar con la impunidad. Y en eso están el PRO, Carrió, la UCR, Massa, De la Sota y Stolbizer. Por tanto, la presidente teme tener que recorrer Comodoro Py y quiso negociar impunidad con el presidente electo, que dijo que será implacable con la corrupción, porque lo prometió en la campaña y hay un reclamo social. De ahí que CFK quiera mantener en sus cargos a Gils Carbó, Sabbatella, Vanoli y Berni, para que en algún momento el nuevo gobierno afloje y le garantice su libertad, cuestión que ningún gobierno próximo puede garantizar, porque la justicia, cansada del manoseo de doce años, quiere actuar y el grupo Clarín también apuesta a que se haga justicia.

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