Por Guillermo Cherashny.-

Ya no quedan dudas de que la idea de Graciela Ocaña, Margarita Stolbizer y en cierta forma Lilita Carrió en el sentido de que la ex presidente no asuma la banca que obtuvo con el segundo lugar en la provincia de Buenos Aires está destinada al fracaso. En efecto, hay consenso entra la mayoría de diputados y en este caso de senadores que, si no hay un pedido de detención de un juez, no puede sancionar con el desafuero a una legislador o legisladora electo y por ahora se desechó hacerlo por inhabilidad moral, como se intentó contra Julio de Vido antes de las elecciones, porque sería abrir la puerta a futuras arbitrariedades.

El mismo caso de Julio de Vido es discutido por analistas judiciales en el sentido de que quizás hubiera sido más prolijo que se lo indagara primero y luego, si al juez le parecía, entonces sí pedir su desafuero y detención. Pero en este caso fue la Sala 2 de la Cámara Federal la que le ordenó al juez la detención del ex ministro por interpretar que podía obstaculizar la marcha del proceso.

La razón es que un empleado de Yacimientos Carboníferos Fiscales, Daniel López, recibió la orden de un superior -a su vez también imputado- vinculado al ex ministro para destruir pruebas de las compras sobrefacturadas de YCF Río Turbio. De ahí la decisión de pedir la detención. No se procedió así en la detención del contador Víctor Manzanares, que desvió fondos de la familia Kirchner que estaban embargados y esa situación no originó el pedido de detención de la ex presidente. Quiere decir que un hecho no jurídico como es obtener 3.500.000 votos en una elección no es lo mismo que ser un diputado que entró en una lista sábana.

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