Por Guillermo Cherashny.-

El jueves pasado, cuando Cristina se presentó en C5N con Duggan, dio la impresión de que Massa ya no era su candidato a presidente y su lugar sería ocupado por un descendiente de la generación diezmada, es decir Wado de Pedro. Varios periodistas interpretaron que esa fue la principal conclusión de la entrevista y que Cristina se radicalizó y decidió concurrir a la elección presidencial con su núcleo duro a la cabeza y no importa el resultado porque se viene la resistencia al nuevo gobierno electo. Nadie duda que Kicillof es competitivo en la PBA, porque el candidato a gobernador de Milei le permitirá superar a Santilli en la primera vuelta. Pero el gobernador parece que quiere desaprovechar la oportunidad de ganar con la extraviada idea de desdoblar la elección después de las PASO. En efecto, si Milei no aparece en la boleta de su candidato no medirá igual que su jefe, como se vio en las elecciones provinciales y, por tanto, Santilli se queda con todo el voto anti-k y puede ganar con facilidad. Nadie entiende el porqué del desdoblamiento pero lo más razonable es que Kicillof es soberbio y piensa que tiene una gran gestión de gobierno. Pero la realidad es que la inseguridad, las falencias de la salud y la situación económica son malas y, por tanto, en un mano a mano con Santilli tiene todas las de perder. En cuanto a las chances de Wado como candidato presidencial, sólo tiene un 60% de conocimiento y como representante de La Cámpora está claro que es un candidato que no suma un voto más que el kirchnerismo rancio. Pero puede ser que el cristinismo haya decidido ir a las elecciones con lo propio sin importar el resultado y con grandes chances de salir terceros y no entrar al ballotage y prepararse para la resistencia con épica frente al nuevo gobierno. El único problema es que si Massa no es el candidato no hay apoyo de Estados Unidos ante el FMI, el acuerdo se cae y el país explota, como señaló Gerardo Morales.

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