Por Carlos Tortora.-

Ayer Cristina Kirchner no dio señal alguna sobre la candidatura presidencial del Frente de Todos. Algo es obvio: ella busca ganar tiempo y mejorar su posición como gran electora, que se fortalece en la medida que no surge en el peronismo ninguna postura que pueda opacarla. Golpeada como está por la condena en la causa de Vialidad, la vicepresidenta está consiguiendo, no obstante, revalidar su jefatura del peronismo, a medida que Alberto Fernández se apaga lentamente.

Pero ayer ella dio en su discurso un giro estratégico a la cuestión electoral: se dedicó a atacar a Javier Milei, en tanto que ignoró a Juntos por el Cambio. Esta dedicación al economista libertario insinúa una nueva estrategia para el kirchnerismo: polarizar con Milei tratando de que el ballotage sea entre el Frente de Todos y La Libertad Avanza. De llegarse a esta instancia, está la expectativa de que los sectores independientes se asusten de llevar a la Casa Rosada a un candidato considerado imprevisible y opten en cambio por una opción mala pero conocida.

Interrogantes para todos

De progresar la polarización CFK-Milei, habría que considerar dos factores. El primero es si Milei aceptará polarizar con el kirchnerismo dejando de lado su competencia con Juntos. El segundo interrogante, si la polarización avanza, es qué haría la coalición opositora para evitar quedar desplazada por una dialéctica que la excluye. En este punto le sería más fácil a Patricia Bullrich, por su perfil más agresivo, romper la polarización, que a Horacio Rodríguez Larreta, que tiene un discurso componedor y blando.

El juego de la polarización entre el kirchnerismo y Milei promete rediseñar todo el escenario electoral.

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