Por Guillermo Cherashny.-

El ejemplo catalán y kurdo ha impresionado fuertemente a la expresidente, quien sabe que la mitad del campo popular no la acepta como candidata a presidente en el 2019 por el odio que genera.

Está cada vez más tentada a pelear la gobernación de Buenos Aires, donde se gana por simple mayoría, es decir, por un voto y, si bien es muy posible que pierda el 22 de octubre próximo, ofrecería al peronismo de los gobernadores a renunciar a sus pretensiones presidenciales en el 2019 a cambio de que la apoyen para disputarle la gobernación a María Eugenia Vidal, ya que descuenta que Mauricio Macri se presentará a la reelección.

Pero su plan secreto -ideado por Kicillof y De Pedro- es que, una vez que triunfe en la provincia de Buenos Aires y en el país Macri sea reelecto, como todos creen, por lo cual el candidato peronista a la presidencia sólo se habrá quedado con un caramelo de madera y ella con el premio mayor, y una vez que asuma en la ciudad de La Plata, denunciar el Pacto de San José de Flores e independizar la provincia de Buenos Aires de la República Argentina, ya que sabe que en todo el territorio nacional su figura está en descenso.

Es decir que, después de dos períodos presidenciales, ahora bajaría a ganar un escaño en el senado, aunque pierda, un paso atrás para dar luego en el 2019 otro paso adelante, como sería ser la primera presidenta de la República Bonaerense.

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