Por Guillermo Cherashny.-

Casi todas las encuestas que se conocen dan en primer lugar a Cristina Fernández, especialmente las consultoras vinculadas al gobierno de Cambiemos, lo cual permite deducir que el oficialismo hace las cosas muy mal.

Antes de irse la ex presidente el 9 de diciembre de 2015, dijo en Plaza de Mayo: “Si hacen las cosas mal, vamos a tener que volver”. Esto es una realidad; la política económica en 18 meses sigue en estanflación, es decir, poco crecimiento e inflación, con industrias y comercios cerrados y pérdida de empleos.

Cambiemos basa su plataforma en la “lucha contra las mafias” y lo ponemos entre comillas porque hay buena voluntad pero mucho show y pocos efectos y además todos los sectores que llama mafias son solamente grupos de poder o corporativos que no utilizan la violencia, que es una característica fundamental para calificar a un sector de mafioso.

La otra bandera que agita el gobierno es la lucha contra la corrupción, encarnada por Carrió y sus dirigentes y Graciela Ocaña, pero es verbal, también de show, porque no han suministrado a la justicia los elementos para dictar prisiones preventivas, salvo el caso de Ricardo Jaime y Lázaro Báez, y no mencionamos a José López porque el ex secretario de obras públicas se hizo meter preso solito.

Durante meses, el accionar del PRO con De Vido y con el escándalo de Odebrecht fue moroso y sólo se movió hace dos meses, cuando Carrió pegó un grito en el cielo.

Es que existe la sospecha generalizada de que el descubrimiento de la red de corrupción de la obra pública salpicaría a la familia Macri y a Nicolás Caputo, el “hermano de la vida “ del presidente.

Con respecto a Cristina, hace meses es un secreto a voces que el macrismo la quería libre para poder polarizar con el pasado, pero ahora parece que les cayó la ficha de que el presente no tiene mucho para festejar y hay que vender futuro con el cuento de que las expectativas de mejora son altas, cuestión que está en discusión.

Así las cosas, con una cristina competitiva, Massa-Stolbizer con caudal propio y de los desilusionados de Macri -que también están fuertes- el problema hoy en día lo tiene el oficialismo.

Share