Por Guillermo Cherashny.-

La comedia del viernes en el aniversario de YFP finalmente se convirtió en una tragedia política. En efecto, la vice se desquitó por los 95 días en los que Alberto intentó gobernar sin ella. Su impugnación a las relaciones con los empresarios más importante fue muy clara y, en síntesis, le exigió confrontar con el campo, donde exige suba de retenciones por decreto. Con los empresarios no quiere que le entreguen dólares oficiales baratos, o sea, plantea que este gobierno débil se ponga el país de sombrero pidiendo más impuestos para financiar el estado elefantiásico y nunca propone bajar el gasto público, que a estas alturas es infinanciable. Lo más curioso del gasoducto de Vaca Muerta es que en tanto los ministros de responden al presidente y los cuadros que maneja La Cámpora en el área de energía estaban de acuerdo en favorecer a Techint para su construcción, el corto circuito se armó porque a la vice llenaron la cabeza sabiendo que ella desprecia a Paolo Rocca y los empresarios más importantes del país.

Es muy probable que Horacio Verbitsky, Alfredo Zaiat y Raúl de la Torre -estos últimos periodistas económicos de Página 12- influyeran en su discurso, muy distinto a Agustín Gerez, el presidente IEASA, y Federico Bernal, del Enargas. Entonces el ministro Kulfas -del cual no depende la construcción- en un off de record dijo la verdad, es decir, que La Cámpora diseñó los pliegos, lo que motivó la indignación de Cristina, que terminó con la renuncia de Kulfas. El presidente entregó un alfil pero no piensa en confrontar con los empresarios, por lo cual el conflicto sigue abierto.

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