Por Carlos Tórtora.-

La nueva gira internacional de Alberto Fernández pone aún más de manifiesto la esquizofrenia actual del gobierno. La vicepresidenta se prepara para plantarse el próximo 17 como opositora al gobierno al mismo tiempo que, por el viaje presidencial, está a cargo del Poder Ejecutivo.

Cristina Kirchner llega a esta instancia castigada judicialmente. Al fallo de la Corte Suprema sobre el Consejo de la Magistratura se le suma que el fiscal ante la Cámara Federal de Casación Penal, Mario Villar, sostuvo ante el máximo tribunal penal lo que ya había dicho en su apelación contra la decisión de anular el juicio oral en los casos por lavado de dinero unificados Hotesur y Los Sauces: Cristina, Máximo y Florencia Kirchner -y los demás imputados- deben enfrentar el juicio oral. Rechazó el sobreseimiento dictado por dos jueces del Tribunal Oral Federal 5 (TOF 5), quienes buscaron «cerrar la causa» sin «fundamentos». Reiteró que en caso de avanzar hacia el debate, esos jueces deben ser apartados.

La réplica de CFK fue anunciar que recusará a la jueza Federal María Eugenia Capuchetti por boicotear la investigación sobre el atentado a su vida.

Existe entonces la necesidad por parte de ella de victimizarse al máximo ante la inminencia de un fallo condenatorio en la causa Vialidad.

La incógnita que está instalándose en el peronismo es si una condena penal será el comienzo de un eclipse político. El clima imperante en el kirchnerismo es de creciente desconcierto. Para empezar, la maniobra para sancionar una ley que suspenda las PASO parece tener cada vez menos chances. De este modo, CFK se enfrentaría al riesgo de que alguien, por ejemplo Alberto Fernández, opte por presentarse como candidato en las primarias y rompa así el monopolio del poder partidario.

Con poco margen

En el círculo áulico de la vicepresidenta se estaría trabajando a toda máquina para que Lula la reciba y le sirva a la vez de pulmotor.

Las encuestas mayoritariamente siguen marcando que el Frente para Todos está disputando el segundo lugar con la Libertad Avanza de Javier Milei. El 6,8 de inflación esperado para octubre le pone un tope, además, a la gestión de Sergio Massa, quien reacciona con un clásico e ineficiente congelamiento de precios.

En suma, los indicios que apuntan al debilitamiento de Cristina se están acumulando. Pero ella cuenta con la inercia del peronismo, que no muestra señales de reacción, salvo tímidas actitudes de la CGT o el ya característico silencio de los gobernadores del PJ, que se preparan para arrojar sus botes salvavidas, o sea, desdoblar las elecciones locales de las nacionales.

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