Por Carlos Tórtora.-

La palabra de Cristina Kirchner ha pasado a ser el hilo conductor de la crisis nacional. Ayer, en la Universidad Nacional del Chaco, no tuvo empacho en modificar de facto la Constitución Nacional al asegurar que el vicepresidente integra el Poder Ejecutivo, cuando el artículo 87 de la Carta Magna no deja lugar a dudas de que es unipersonal y dice: “El Poder Ejecutivo de la Nación será desempeñado por un ciudadano con el título de «Presidente de la Nación Argentina». Se puede interpretar que la vicepresidenta lo que afirma es que en este caso en particular, la vicepresidente cogobierna porque ella eligió como candidato al actual presidente. Esto, más el prolijo ninguneo de ella a Alberto, confirmaron el rumbo que parece haber elegido. Ella ya no estaría buscando un cambio de gabinete sino la renuncia del presidente. La incógnita es si éste conserva posibilidades de negociar con su vice retrotraer a un punto anterior las tensiones. Si se puede desescalar la crisis o no es algo que se sabrá rápidamente. Los elogios de la expresidente al rol político de Sergio Massa dejaron otro concepto que, en realidad, para ella, la coalición gobernante tiene sólo dos socios y que el presidente sería un simple delegado de ellos.

Una nueva polarización

Es para destacar que Javier Milei, mediante una rápida réplica, fue el opositor que salió a capitalizar la polarización con CFK. La centralidad de ambos puede ser el anticipo de un escenario electoral. La retórica de la vicepresidenta, con su dureza, predispone a un discurso opositor duro, como el del libertario, más que a la oposición moderada de Juntos por el Cambio.

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