Por Carlos Tórtora.-

La ruptura del bloque del Frente de Todos en el Senado, al margen de la discusión acerca de si fue una reacción contra Alberto, contra Cristina o contra ambos, se cierne como una amenaza sobre el kirchnerismo. El punto central es que se rompió la rígida disciplina impuesta por el kirchnerismo al peronismo hace ya 20 años. La advertencia habría sido sincronizada tanto por Alberto como por Cristina, ya que ambos bajaron en alguna medida los niveles de su confrontación. Es que se está a la espera de una fractura similar a la del Senado en el bloque oficialista de diputados nacionales. Un escenario pesimista para los K sería que detrás de estas fracturas y de la disidencia de Schiaretti aparezca una opción electoral no k. Se podría generar en este caso un «efecto Randazzo» en la provincia de Buenos Aires. En otras palabras, estaría en serio riesgo el triunfo de Axel Kicillof para la gobernación platense. Hasta ahora, la clave de la estrategia defensiva K es que Javier Milei le reste unos cuantos puntos a JxC y así asegurarse la gobernación. Pero esto podría caerse si hay otra lista peronista captando votos.

Unidos por el espanto

Por lo pronto, las nuevas amenazas al monopolio k son un poderoso argumento a favor del entendimiento entre Alberto y Cristina. El primero sigue manteniendo su declarada postulación a la reelección en tanto que ella, sin renunciar a su candidatura, explora las alternativas de Daniel Scioli y Sergio Massa aunque ninguno de los dos entusiasma a La Cámpora.

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