Por Sebastián Dumont.-

Daniel Scioli, ex gobernador, ex candidato a presidente y ex marido de Karina Rabolini, podría ser la carta más importante que le quede al cristinismo para encarar su futuro de cierta permanencia electoral. Con la declaración indagatoria de Cristina Kirchner por delante y los escándalos de Ricardo Jaime y Lázaro Báez en esta semana, los jirones K buscarían a Scioli, quien por estas horas ha levantado el perfil de sus apariciones mediáticas.

Las explosivas declaraciones de Fernando Espinoza en la reunión de los intendentes en Bolívar agitaron las aguas y muchos de sus ex pares prefieren la distancia. Pero la realidad es que, a pesar de intentar distanciarse del cristinismo, aún los vasos comunicantes con Río Gallegos son muchos y frecuentes. Claro que no en todos los casos con la misma intensidad.

Intendentes como Jorge Ferraresi, Juan Patricio Mussi, Mario Secco (Ensenada), Ariel Sujarchuk (Escobar) o Leonardo Nardini (Malvinas), son los más comprometidos con la causa K, aunque la mitad de ellos trate de desmarcarse. No es el caso de Ferraresi, por ejemplo, quien viene encabezando una liga de concejales para conducirlos en los distritos bajo el lema de “concejales para la victoria”.

Fue justamente en uno de esos encuentros donde el alcalde de Avellaneda fue sincero y expresó que el mejor candidato que tenían, si CFK no se quería presentar, era Daniel Scioli. La explicación para ello es más que lógica. El ex gobernador es quien posee el mayor nivel de conocimiento y, al haber estado cerca de Macri en el balotaje, creen que tiene un caudal que, salvo la ex presidente, nadie podrá equiparar en un año.

Pero además, no les disgustaría que Scioli pueda ser el candidato a presidir el PJ nacional de la unidad. Aunque esa historia está más difícil, porque los peronistas dialoguistas han girado la mirada mucho más hacia la provincia de San Juan.

Aunque parezca una broma después de todo lo que pasó en los años anteriores, para el cristinismo ortodoxo Scioli termina siendo, al menos por ahora, un mal necesario. La pregunta es si para el ex gobernador es algo que le sirva. Ésa será otra historia.

Para Daniel Scioli nunca fue una prioridad el armado territorial. Cuando era gobernador, apostó a la publicidad para instalar su figura e imagen y las espadas políticas más sólidas que tenía eran legisladores sin anclaje en los territorios. Depende del apoyo que quieran darle y de las encuestas.

Mientras tanto, Scioli levanta el perfil. Le vienen bien los anuncios del gobierno nacional sobre los ajustes y aumentos de tarifas. “Lo había dicho, y me dijeron que hacía campaña del miedo”, repite en cada reportaje que le hacen.

Las vueltas de la política. El hombre más aborrecido por los cristinistas sería su única carta para mantenerse en la escena y no desaparecer.

Share