Por Carlos Tórtora.-

En el 2005, el entonces legislador porteño y flamante diputado nacional electo por Propuesta Republicana (PRO) Eduardo Lorenzo Borocotó protagonizaba una pirueta política tan llamativa que a partir de entonces su apellido se convertiría en el verbo que define los saltos de un sector a otro.

Si bien ese no fue el primer caso que registrara la política, tan grosero fue el pase sin escalas de esa conocida figura del macrismo al kirchnerismo, que a partir de entonces se comenzó a hablar peyorativamente de la ‘borocotización’ de la política. Catorce años más tarde el macrismo pasó de víctima a victimario con un hecho aún más grave. Alberto Asseff, presidente de UNIR, aceptó una propuesta de Miguel Ángel Pichetto para integrar la lista de diputados nacionales por Buenos Aires de Juntos por el Cambio a cambio de retirar su partido del Frente Despertar, lo que podría dejar a Espert sin postulación, dado que el otro partido aliado, la Ucedé, está con serios problemas jurídicos. La foto de Pichetto con Asseff cerrando el pacto es una lápida para el discurso de la nueva política que tanto predicó el oficialismo. A Pichetto, por su parte, el episodio no lo ayuda en su esfuerzo por perfilarse como un hombre de estado.

Corrupción sin delito

La operación de vaciamiento de la Alianza Despertar está al borde de tener éxito pero su efecto mediático puede provocar un vuelco. La opinión publica hizo su condena anticipada del gobierno y, si Asseff consigue mantener en pie su candidatura, podría sin duda cosechar muchos más votos de los que tenía pensado. El gobierno lo victimizó, que es la situación ideal para tener éxito en una campaña electoral. No es novedad en lo más mínimo lo hecho por Asseff, que es un consumado saltimbanqui de la política nacional. En todo caso, sobresale el caso Espert por el hecho de que se está intentando voltear un candidato a presidente.

Como anticipándose a lo ocurrido, varios medios mencionaron en los últimos días que el gobierno quería que se bajaran dos candidatos que tienen cierta penetración en el electorado macrista, o sea Espert y el mayor retirado Juan José Gómez Centurión. A este último, operadores de la Casa Rosada le habrían pedido que dé un paso al costado.

Como acto de corrupción, el caso Asseff tiene la característica de que no es punible, ya que no hay figura delictiva alguna que permita encuadrarlo como un delito. Fue ejecutado sí con una notable precisión, ya que Asseff esperó para dar el salto que se cerraran las alianzas, con lo cual Espert no tuvo chances de buscarse otro partido. Para colmo, tampoco podría el economista liberal recurrir a la utilización de una o varias colectoras, ya que a partir de abril pasado, con el Decreto 259, el gobierno redujo las mismas a su mínima expresión.

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