Por Carlos Tórtora.-

Los cambios en el diseño del tablero opositor se suceden ya no por día sino por hora. La interpretación más simple es que la renuncia de Francisco de Narváez a su precandidatura a gobernador de Buenos Aires le apunta a dejar libre esa postulación para lo que sería un inminente acuerdo entre Sergio Massa y Mauricio Macri. Siguiendo esta línea, el mensaje parece dirigido a presionar al jefe de gobierno para que acuerde que Massa sea su candidato a gobernador. Sin embargo, anteayer José Manuel de la Sota se reunió a puertas cerradas con el tigrense para convencerlo de un tema central. Según habría argumentado el cordobés, sería muy probable que a último momento Miguel Lifschitz obtenga una mínima pero suficiente como para ganarle la gobernación a Miguel del Sel el próximo 14. Partiendo de que los hechos confirmaran esta hipótesis, De La Sota sostendría que la eventual derrota del PRO en Santa Fe tendría un efecto sumamente desgastante sobre la candidatura presidencial de Macri y que hasta podría deteriorar el caudal de votos macrista en la primera vuelta de la elección porteña, el 5 de julio.

En síntesis, el gobernador cordobés intentó convencer a Massa de que, si lo anterior ocurriera, el deterioro de Macri podría provocar un súbito crecimiento de UNA, cuyo primer debate presidencial se haría el miércoles próximo. No se sabe si los argumentos de De La Sota consiguieron convencer a Massa. Pero lo cierto es que el repentino paso al costado de De Narváez podría apuntar a que el tigrense pase a candidato a gobernador y lleve al gobernador cordobés como candidato a presidente. Esta interpretación cerraría con las reiteradas negativas de Macri al acuerdo con Massa.

Sea como fuere, el dato sobresaliente de la coyuntura es que el resultado de la elección santafesina será clave en varios sentidos. Para empezar, potenciará o debilitará significativamente las chances presidenciales del jefe del PRO. Y, en segundo lugar, marcará qué espacio pueden tener De La Sota y Massa en este juego.

Las heridas de las PASO

A todo esto, la campaña santafesina se caracteriza ahora por una intensa campaña del socialismo para poner en evidencia que Del Sel tiene limitaciones personales para gobernar la provincia. De ahí que el debate de hoy entre aquél y Lifschitz sea muy importante. El socialista intentará hacer prevalecer su mayor entrenamiento en materia de políticas públicas, mientras que Del Sel, para compensar este déficit, optaría por remarcar el fracaso del socialismo y la necesidad de cambio. Por otra parte, luego de las recientes PASO, en la provincia ya se advierten desplazamientos de votos en algunos casos significativos. Por ejemplo, los sectores reutemistas que lidera Ángel Baltuzzi y que apoyaron en la primaria del Frente Renovador a Eduardo Buzzi, no apoyarán al ganador de la misma, el diputado nacional Oscar “Cachi” Martínez, al que en medios periodísticos y judiciales se lo vincula con operaciones del narcotráfico local. Los que apoyaron a Buzzi se volcarán entonces a Del Sel. Y lo curioso que algunos sectores de la UCR también seguirían el mismo camino. Es que las relaciones de Mario Barletta con Antonio Bonfatti y Lifschitz están en su peor momento. La dirigencia radical acusa a sus socios mayores, los socialistas, de ignorarlos olímpicamente y no asegurarles ninguna participación importante en el futuro gobierno, si es que ganan. Por otra parte, esta tendencia se ve favorecida por el hecho de que el concejal radical Jorge Boasso es el compañero de fórmula de Del Sel.

Así es que este último parece verse favorecido por las crisis que sacuden al massismo y a la UCR, aparte del hecho de que en las PASO no votaron el 30% de los empadronados, muchos de los cuales lo harían ahora, y se calcula que mayoritariamente, por el PRO.

Sin embargo, en el espacio que lidera el PRO también se sienten las críticas. La decisión final de Macri de que Reutemann sea candidato a senador nacional, o sea, que se quede donde está, decepcionó a muchos peronistas santafesinos. Es que estaba vigente la expectativa de que el ex piloto fuera el compañero de fórmula de Macri. Como ya es costumbre, las culpas recaen sobre Jaime Durán Barba, al cual el peronismo le reprocha haberlo convencido a Macri de que no debe dar la imagen de que hay una alianza global entre el PRO y el peronismo anti-k porque esto podría ahuyentar a parte de los votantes independientes y, sobre todo, a los antiperonistas, que en la Capital Federal son una buena parte del padrón.

Por último, así como Lifschitz y Del Sel están empatados a nivel provincial, en la disputa por la estratégica intendencia de Rosario se encuentran en la misma situación la intendente Mónica Fein y la candidata del PRO, Anita Martínez, que consiguió compensar su falta de experiencia política con su empuje. Poco a poco, la elección rosarina se va polarizando entre estas dos mujeres, en tanto que los candidatos del Frente para la Victoria y el Frente Renovador, el concejal Roberto Zukermann y Alejandro Grandinetti, van quedando bastante atrás.

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