Por Carlos Tórtora.-

La reunión del Consejo del PJ de Buenos Aires que tuvo lugar en San Bernardo la semana pasada mostró una clara confrontación entre la conducción partidaria encabezada por Gustavo Menéndez que propone un frente multisectorial y el cristinismo orgánico, que no quiere perder terreno. Así fue que no se hicieron presentes los pesos pesados de la Tercera Sección Electoral como Verónica Magario (La Matanza), Martín Insaurralde (Lomas), Patricio Mussi (Berazategui), Julio Pereyra (Florencio Varela) y Jorge Ferraresi (Avellaneda). La pelea por la conducción del peronismo provincial pasa ahora en buena medida por Menéndez, que es el blanco de distintos ataques en su distrito, Merlo.

El jueves de la semana pasada, en algunos portales que responden a Raúl Othacehé, el kirchnerista que gobernó Merlo durante dos décadas, apareció denunciado por violación el principal asesor político de Menéndez, Mariano Mera Figueroa. La denunciante es una empleada municipal, Micaela Rodríguez, que integra la Agrupación Descamisados y cuyo padre, ñoqui también en el municipio, fue despedido por orden del intendente el año pasado. Rodríguez argumenta que Mera Figueroa, hijo del recordado Ministro del Interior de Carlos Menem, la violó reiteradamente y obtuvo una medida judicial de prohibición de acercamiento contra él.

Vale todo

El caso es que esta operación iniciada por Othacehé para intentar desestabilizar a Menéndez tiene entretelones que llevan al Vaticano. La denuncia de Rodríguez contaría con el respaldo de Juan Grabois, líder de la CTEP y considerado un vocero de Francisco. Pero el acusado, Mera Figueroa, también se destaca en la misma franja ya que es apoderado de la orden franciscana, con la cual se vinculó en parte gracias a Bergoglio.

Hoy Mera Figueroa presentaría una denuncia por falsa denuncia y extorsión contra Rodríguez, explicando entre otras cosas lo inverosímil de las denunciadas violaciones, por cuanto aquella no convivió con él ni tenía contacto frecuente alguno.

La realidad es que Othacehé quiere volver al poder y de la mano del cristinismo duro. El nuevo juego político que propone Menéndez se interpone en su camino.

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