Por Carlos Tórtora.-

Detenido desde abril pasado en el Hospital Militar de Ezeiza, el ex jefe de estado mayor del Ejército y hombre de confianza de CFK en las Fuerzas Armadas, César Milani, carga con la prisión preventiva dispuesta por el juez federal de La Rioja, Daniel Herrera Piedrabuena. Éste considera que integró una asociación ilícita que secuestró y torturó personas, junto al ex general Luciano Benjamín Menéndez.

No es una novedad que Milani sigue atravesando por una grave crisis psiquiátrica y que muestra un alto nivel de depresión. Sí lo es que últimamente y valiéndose de ciertas influencias que conserva en el servicio médico del Ejército, habría logrado reunirse varias veces con delegados directos de Cristina Kirchner con los que conversó acerca de su reincorporación al servicio de la ahora candidata a senadora nacional. Estando preso y nada menos que inculpado de crímenes de lesa humanidad, el nombre de Milani no aparecería formalmente entre los colaboradores de la ex presidente, pero la confianza que ésta le dispensaba sigue vigente.

La inteligencia bolivariana otra vez

En una charla con dos de sus ex colaboradores, Milani no tuvo reparos en decir “en el 2019 voy a ser el Ministro de Defensa de Cristina”. Más allá de que esto pueda concretarse o no, fuentes de inteligencia del gobierno empezaron a preocuparse días atrás cuando advirtieron que el ex Director de Inteligencia del Ejército General José Arce (fiel continuador de Milani en ese cargo) ya estaría trabajando en la recreación de un plan de inteligencia que apoye el operativo de retorno de CFK al poder, que se lanzaría después de octubre si los números de Unidad Ciudadana en las urnas son satisfactorios.

En las oficinas de la AFI, lo que más preocupa es que la aparición de Milani conlleve, dadas las excelentes relaciones de éste con el régimen de Nicolás Maduro, a que recrudezca en el país la actividad del SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional). Con los populismos en pleno retroceso en el Cono Sur y la casi segura llegada del conservador Sebastián Piñera a la presidencia de Chile el año que viene, el gobierno de Maduro estaría decidido a apostar fuerte a una de las pocas cartas que le quedan en la región: la vuelta al sillón de Rivadavia de Cristina.

De ahí a deducir que el gobierno de Macri podría ser blanco de operaciones de inteligencia ordenadas desde Caracas hay solo un paso. Después de todo, la relación personal entre Maduro y Macri hoy parece ser pésima.

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