Por Carlos Tórtora.-

La prisión preventiva dictada por el juez federal de La Rioja Daniel Herrera Piedrabuena contra el ex Jefe del Estado Mayor del Ejército Teniente General Cesar Milani ¿alcanza para neutralizar el reciente escándalo del Correo que golpea a la Casa Rosada? No hay parámetros para medir estos efectos. Sí está claro, como se vio en el trunco congreso del PJ bonaerense en Santa Teresita, que CFK, por un lado o por el otro, ha recuperado la centralidad política y una especie de liderazgo a medias en el peronismo. Tanto José Luis Gioja como Daniel Scioli terminan siéndole funcionales y Sergio Massa está en una fase de eclipse, o sea, el punto en el que no sabe si alejarse del gobierno y competir electoralmente o seguir siendo garante de la gobernabilidad.

La detención de Milani es la paradoja mayor, porque representa al gobierno de los derechos humanos. Pero esto no tendría ninguna influencia electoral, por la sencilla razón de que el electorado que sigue a Cristina, en el segundo y tercer cordón electoral, lo hace por agradecimiento a los beneficios económicos recibidos y está muy lejos de la discusión sobre los derechos humanos.

En Comodoro Py, los magistrados se reúnen para analizar el curso de los acontecimientos y una conclusión en particular interesa: la rapidez con la que afloran las denuncias contra el macrismo -a diferencia de lo ocurrido durante la década K- se debería al empeño de cuatro fiscales federales que responden a la Procuradora General Alejandra Gils Carbó. O sea que el macrismo, a diferencia del kirchnerismo, está muy lejos de controlar el fuero federal y ni que hablar de la Corte Suprema.

Lo que viene

Después del estallido del caso Milani, en Comodoro Py se espera otro plato fuerte que puede quebrar la cadena de solidaridades de la cúpula K: la detención de los hijos de Lázaro Báez por orden del Juez Federal Sebastián Casanello. Hace un año se estuvo cerca de este desenlace cuando, en un informe de más de diez páginas, la Unidad de Información Financiera (UIF) que es querellante en la causa por lavado de dinero, pidió la detención de Luciana, Martín, Leandro y Melina Báez, los cuatro hijos del empresario K Lázaro Báez. El informe presentado ante el juzgado de Casanello solicitó la inhibición total de bienes y el llamado a indagatoria. Desde el 6 al 12 de julio la familia Báez declaró en los Tribunales de Comodoro Py. El mayor temor de Lázaro Báez se hizo realidad: que sus hijos fueran alcanzados por la Justicia y eventualmente debieran enfrentar la prisión. En esta oportunidad fue la UIF la que requirió que sean detenidos, tras detectar que en Suiza existen varias cuentas de las cuales son beneficiarios Luciana, Martín, Leandro y Melina, vinculadas a más de dos empresas.

El contenido del documento y sus consecuencias se convirtió en la principal preocupación del empresario K. En el pedido de detención se detalla que la cuenta utilizada en Suiza (N° 608936/402.000.840 del Safra Bank, con sede en Ginebra) habría manejado 25 millones de dólares. La Justicia cree que la cuenta servía para el envío de “dinero negro”.

Esta cuenta bancaria tenía como únicos beneficiarios a los hijos de Báez y el dinero reingresaba a Argentina con la compra de bonos. El dinero terminaba depositado en una cuenta de Austral Construcciones: Leandro es director de la empresa, Martín y Luciana tienen firma autorizada y Melina figura en la nómina de empleados.

Martín es el más complicado con la Justicia.

Así como lo de Milani le plantea al cristinismo un incomodo rol en relación a los derechos humanos, la detención de los hijos de Báez podría tener un efecto implosivo en las filas del ex oficialismo y romperse la ley del silencio que protege a los principales sospechados de corrupción. En suma, Báez podría quebrarse y hablar, aunque éste no sería el único riesgo.

Share