Por Carlos Tórtora.-

El equipo de Alberto Fernández trabaja con piloto automático. Esto es, mantiene la misma línea de campaña que tuvo para las PASO, poniendo ahora el acento en la unidad del peronismo. El martes próximo, por ejemplo, visitará la sede del Consejo Nacional del PJ y avalará la actuación de José Luis Gioja como presidente del mismo. Dado que es casi imposible su éxito, la contraofensiva del macrismo, expresada en la marcha del Sí se puede, no forma parte de las preocupaciones de Alberto F. Más inquietante es otro factor. Cristina Kirchner viene acompañando a su compañero de fórmula sin manifestarse sobre cuestiones internas ni sobre quiénes integraran el futuro gabinete. Hasta ahora, que se sepa, tampoco exigió cargo alguno para sus allegados y sólo se mencionaron supuestos cuestionamientos suyos a la inclusión de Martín Redrado en algún cargo de primera línea.

Momento de decisión

Sin embargo, hay quienes apuestan a que la ex presidente abandonaría su relativa pasividad ni bien se encuentre electa como vicepresidente de la Nación. El motivo sería que, a partir del 27-O, un papel más protagónico de ella ya no tendría costo electoral alguno. En algunos grupos cristinistas se apuesta a que CFK reaparezca para discutir espacios de poder aunque esto coloque en una posición incómoda a Alberto F. En los alrededores de éste, en cambio, se apuesta fuerte a que todo siga más o menos igual que ahora. Esto quiere decir que ella seguiría apoyando a cambio de que se la reconozca como la primera figura del kirchnerismo, pero sin participar de la lucha por el poder. Su silencio, si persiste, significaría que aprueba sin reservas lo resuelto por su compañero de fórmula.

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