Por Carlos Tórtora.-

El dictamen del Fiscal Electoral Jorge Di Lello pronunciándose en contra del fallo de la jueza federal María Servini, que dispuso la designación de Luis Barrionuevo como interventor del PJ nacional, puso de manifiesto una vez más una constante ya histórica: cada vez que la justicia interviene el PJ la crisis interna partidaria se potencia aún más. De adherir la Cámara Nacional Electoral a la postura de Di Lello, se daría la situación paradójica de un interventor judicial desalojado de su cargo por la propia justicia electoral. Obviamente que el líder gastronómico podría terminar recurriendo a la Corte Suprema mientras el hoy ex presidente, José Luis Gioja, volvería a sentarse en la sede la calle Matheu.

El cristinismo sería el sector que capitalizaría entonces la eventual derrota de Barrionuevo, que hoy se mueve sin hacer ruido. Como globo de ensayo, este último les envió a los presidentes de los partidos justicialistas provinciales un cuestionario requiriendo información acerca del funcionamiento de cada partido. La contestación o no de este cuestionario permitiría evaluar el grado de aceptación al que podría aspirar Barrionuevo entre la dirigencia que, en principio, le fue bastante renuente.

Con final abierto

En el entorno de Barrionuevo se comenta que éste trabaja con la intención de dilatar lo más posible su gestión -que ahora está en peligro- porque su objetivo real no sería la normalización del partido sino llegar antes de ello a la instancia de designar las listas de candidatos para las primarias del año que viene. Si lo consiguiera, la intervención tendría la lapicera para definir alianzas y hasta consagrar la fórmula presidencial del PJ.

En el principal distrito, la provincia de Buenos Aires, hay un frente cerrado de intendentes peronistas, con Gustavo Menéndez a la cabeza, que no aceptan la intervención de Barrionuevo.

Una reciente versión -no desmentida ni confirmada- da cuenta de que Menéndez habría conversado con María Eugenia Vidal acerca de la posibilidad de que ella fuera la candidata presidencial del peronismo. Semejante hipótesis hace tambalear todas las combinaciones que hoy se barajan y pone de manifiesto otra realidad: la intervención del PJ nacional tiene escaso peso si no es acompañada por la intervención de Buenos Aires, el distrito que por su peso específico inclina la balanza hacia uno u otro lado.

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