Por Guillermo Cherashny.-

Todavía siguen -y lo harán por varios días- las repercusiones del discurso de Alberto Fernández en la asamblea legislativa, donde apuntó fuerte contra el endeudamiento del macrismo, los ataques a la Justicia, y luego se agregó el apoyo a la comisión bicameral para citar jueces que propuso el senador Parrilli, lo que motivó que la oposición y los medios, más la Justicia, diversificaran las críticas, y ya la vacunación no monopoliza las objeciones, aunque no se olvidó el tema. En efecto, si bien ya llegaron 4 millones de vacunas, sólo se inyectaron poco más de 1.300.000 y la demora es exasperante en todos los distritos, aun en CABA, donde se vacuna con horario de oficina, es decir, de lunes a viernes de 8 a 17hs, cuando debe hacerse toda la semana las 24 horas. En la ciudad hay un atenuante: no recibe vacunas para los mayores de 70 años, que son 450.000, donde están incluidos casi 150.000 mayores de 80, por lo cual tendría que recibir muchas vacunas más, porque tiene el 20% del personal de salud del país y uno alto de mayores de 60 años.

Ataques tribuneros a la Justicia

En el discurso, el presidente reclamó por la media sanción de la reforma judicial, la reforma de la elección del Procurador General y del Consejo de la Magistratura, a sabiendas de que no tiene mayoría en Diputados para lograr la sanción. Pero lo hace para calmar a los Parrilli, Taiana, o las senadoras cristinistas, pero en el Instituto Patria sospechan que el presidente enuncia proyectos para «la gilada» K y la de Juntos por el Cambio, es decir, para conformar a Cristina y para enfurecer a la oposición, los medios y la Justicia, porque no piensa dar un paso que atente contra la institucionalidad del país, ya que se entraría en un camino sin retorno que perjudicaría la reactivación económica, en tanto los K y la oposición, los medios y la Justicia discuten sobre algo que Alberto no puede y por ende no quiere modificar.

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