Por Guillermo Cherashny.-

Todavía los analistas se rompen la cabeza para determinar si Jaime Durán Barba habla por él o, en realidad, como muchos creemos, lo hace por indicación de Maurico Macri y sus presencias en la televisión y en lanacion.tv tuvieron como objetivo instalar en la opinión pública que la aceptación de la gestión del presidente sigue tan fuerte como al principio pese a que tomó medidas impopulares.

En efecto, el sinceramiento de las variables económicas que trajo como lógica consecuencia un aumento de la pobreza, sueldos que no alcanzan y tarifas algunas de ellas impagables son consecuencia necesaria de trece años de congelamiento y sería injusto achacárselas al nuevo gobierno. Pero eso vale para los entendidos y que no tienen «mala leche», como se suele decir, pero la mayoría de la opinión publica puede creer que es una responsabilidad del kirchnerismo y del macrismo; de ahí que la última encuesta de Management & Fit señale que el presidente está en el peor momento de su gestión de gobierno, con 44% de aprobación y la imagen negativa en el 42%.

Durán Barba, muy polémico como siempre, dijo muchas cosas y todo el mundo puso atención en la frase «nadie se muere de hambre» en este país. Y en esa discusión participaron medios de comunicación y políticos de todos los partidos, entre ellos del mismísimo PRO, como Federico Pinedo, el presidente provisional del senado. Pero Durán Barba acertó en lo que más le interesaba, pues dijo que, pese a las medidas impopulares, la gestión e imagen presidencial está en el 60%; y para ello puso sobre la mesa su único mérito hasta ahora y no menos importante, ya que señaló que cuando él dijo que Macri ganaría las elecciones nadie le creyó. Y en eso tiene toda la razón del mundo.

Entonces, si Durán Barba dice que Macri y su gobierno no cayeron en imagen y gestión, y lo hizo sabiendo que pronto aparecerían encuestas que determinarían que sí bajó y que está en menos del 45%.

Después de la aparición de Durán Barba vino la buena noticia del pago a los jubilados, que tapó la ley de blanqueo, al cual se opusieron siempre los dirigentes de Cambiemos, y también opacó la declaración jurada del presidente, donde declara una cuenta en las islas Bahamas y una acreencia poco creíble a su amigo Nicolás Caputo, cuyas oficinas en la calle Quintana 39 tienen la particularidad de tener siempre cuatro policías de custodia. ¿Miedo a los secuestros?

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