Por Carlos Tórtora.-

Era sabido que, si el acto organizado por los camioneros era un éxito -como lo fue-, inmediatamente se iban a registrar novedades en el tablero peronista. Fue el diputado nacional -massista disidente- Felipe Solá el primero en abrir el fuego, al señalar que su jefe Sergio Massa debería incorporarse a las tratativas en marcha por la unidad del peronismo. El tigrense viene realizando un nuevo desplazamiento pendular: empezó el año reuniéndose con Miguel Ángel Pichetto y Gustavo Menéndez y parecía que volvía al seno del peronismo cuando este último le aconsejó en público que se reuniera con CFK. Entonces Massa habría intuido que el Frente Renovador, que nació para oponerse a la ex presidente, podría quebrarse si aceptaba ese consejo y dio marcha atrás, ratificando su alianza con Margarita Stolbizer, denunciante de Cristina en varias causas por corrupción. En los últimos días, Hugo Moyano tomó con pésimo humor que el massismo no se adhiriera al 21 F. El líder camionero llamó a unos cuantos dirigentes para decirles “Massa es un forro de Macri”. Ahora, la presión de Solá sería parte del acuerdo de éste con Facundo Moyano para dividir el massismo si Massa no acepta volver al ruedo.

Ayer también en las oficinas de Cristina se festejó como propio el éxito de Moyano, porque de hecho el único sector importante del justicialismo que estuvo masivamente en la 9 de Julio fue el kirchnerismo. Días atrás, el actual senador nacional por San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, habría conversado con Moyano acerca del proyecto de reeditar el acuerdo electoral de la familia reinante en San Luis con el moyanismo. En las elecciones del 2003, Adolfo Rodríguez Saá alcanzó el 16% de los votos con el apoyo de la CGT, que entonces lideraba Moyano. Pero ahora el plan es mucho más ambicioso, porque lo que se está tejiendo es una fórmula presidencial Cristina Kirchner- Alberto Rodríguez Saá, en tanto que el hermano de éste volvería a la gobernación puntana.

La fórmula más taquillera

En círculos de La Cámpora se evalúa que esta alianza, por el arrastre de votos peronistas que implicaría en Buenos Aires, Cuyo y las provincias del NOA, obligaría a Mauricio Macri a echar mano de María Eugenia Vidal como su candidata a vicepresidente. “Sólo el arrastre de Vidal podría hacerle fuerza a una dupla de Cristina y el Alberto”, comentó un diputado camporista. Siempre en tren de especulaciones, de ser así, el peronismo tendría una fuerte chance de recuperar la gobernación de Buenos Aires, por la sencilla razón de que entre la imagen positiva de la gobernadora y la del resto de los dirigentes bonaerenses del PRO hay un abismo de diferencia. Los intendentes peso pesados del PJ en la Tercera Sección Electoral, esto es Martín Insaurralde (Lomas) y Verónica Magario (La Matanza), se anotarían de ser así para pelear la gobernación.

Aparentemente, CFK estaría convencida de que hay que mantener vigente a Unidad Ciudadana como una coalición de múltiples partidos, porque el gobierno no estaría dispuesto a dejar que el PJ, tanto nacional como bonaerense, quede en manos de ella. Es así que crecen, a partir del éxito del acto de Moyano, las versiones sobre una intervención judicial que ya está pedida ante la Cámara Nacional Electoral por el duhaldismo.

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