Por Sebastián Dumont.-

Cristina Kirchner será candidata. Así parece terminará siendo la confirmación antes del 24 de junio cuando venza el plazo para el cierre de las listas. Pero podría tratarse de un abrazo del oso que le estarían dando, sobre todo, los dirigentes del peronismo que venían hablando de una renovación. Es que crece la teoría que una candidatura de CFK podría servirle a muchos jefes comunales para llevar tranquilidad a sus concejos deliberantes, a sabiendas que luego de este proceso, el peronismo no le quedará otra acción que pensar en nuevos nombres, porque la alta imagen negativa de la ex presidente le haría imposible ganar una presidencial en 2019. Para el gobierno, ese sería el mal menor, aunque le toque perder. Los fantasmas de Massa y, en menor medida, de Randazzo.

Circuló por estas horas en los medios más cercanos al pensamiento PRO la teoría que el gobierno podría asumir una derrota con CFK ahora, que no sea por mucho margen, pero sabiendo que el techo electoral de la ex mandataria le impediría volver a soñar con el sillón de Rivadavia. En cambio, si el ganador fuera Massa o Florencio Randazzo, el peronismo ingresaría en una etapa donde se encolumnarían muchos detrás de esas figuras con amplias posibilidades de ganar en 2019. De allí que se entiende la constante tarea de demolición que el oficialismo hace sobre Sergio Massa, aún con serios errores de cálculo, como el reciente blooper de Elisa Carrió, quien denunció en las redes sociales que el denunciante falso que le presentó una causa, luego desestimada, era cercano a Sebastián Galmarini y el Frente Renovador de Pilar. Grosero error. Por eso, este lunes el senador Jorge D’Onofrio, referente principal del massismo en Pilar fue a Comodoro Py a aclarar el “error” ¿involuntario? de quien se erige como la fiscal de la República. Antes, Sebastián Galmarini la había criticado con dureza recordando que hasta la denunció en la justicia por sus dichos sin sustento. Una muestra más de la obsesión del gobierno de limar a Massa quien, en realidad, no aparece en ninguna encuesta seria, en el tercer lugar que dicen otros tener. Al contrario.

En el caso de Randazzo, la relación con el gobierno es más amigable. Lo necesitan para dividir los votos del peronismo. Claro que lo requieren compitiendo por afuera. Y por ello, hasta la ofrecen estructura partidaria y algo más. En la provincia, Randazzo habla con Federico Salvai, y los intendentes que lideran la jugada del ex ministro se reúnen y conversan a menudo con Joaquín De La Torre, el ministro de gobierno de Vidal. En definitiva, hay que pasar esta elección pero las mentes de muchos de ellos ya se posan en el 2019.

Es por ello que, nuevamente, el grupo de intendentes del Fénix, que habían encabezado la rebelión semanas atrás para no compartir acto con Luis D’Elía y Amado Boudou, incluso dando a entender que podrían migrar con Randazzo, volvieron a ratificar en Moreno su alineamiento a CFK. Pero cuidado que quizá se trate del abrazo del oso a Cristina. Apoyarla ahora, sabiendo que después será muy difícil poder sostener su candidatura para el regreso. Además, CFK puede ganar en sus distritos, pero quizá no pueda superar el 30 por ciento en toda la provincia. Ganaría la elección, pero podría perder el encanto de presentare como la conductora del peronismo para volver al poder en 2019. Todo un tema. Y en el gobierno lo saben. Por eso, más allá de seguir midiendo candidatos -la lista es cada vez más larga- se esperanzan con tenerle enfrente. Y agitar aquellos fantasmas que desde el 2015 agitaban la idea de un acuerdo preexistente. Por que las casualidades no existen. Y mucho menos en política.

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