Por Alexis Di Capo.-

El equipo de asesores de Alberto F viene siguiendo el impacto de la crisis social en Chile así como la ola de movilizaciones en Bolivia, que precipitaron la caída de Evo Morales. En lo interno, el principal factor de riesgo son eventuales episodios de violencia generados desde los sectores marginados, o sea un estallido social. El presidente electo dio instrucciones para que se tomen precauciones en la instancia crítica del traspaso del poder. El 10 de diciembre, fecha del traspaso del poder, es uno de los momentos de mayor vulnerabilidad política. Es así que tanto Axel Kicillof como los intendentes justicialistas del conurbano estarían movilizados para prevenir cualquier descontrol en los primeros días del futuro gobierno. Varios de los intendentes más confiables para el albertismo, como Gabriel Katopodis (San Martín) y Juanchi Zabaleta (Hurlingham) están a cargo de supervisar que durante el traspaso del poder la entrega de bolsones de comida no sufra ninguna alteración y no surjan conflictos entre los grupos involucrados.

Los focos de tensión

Como ya es tradicional en estos casos, la lupa está puesta en La Matanza y en Lomas de Zamora, los dos distritos más poblados del conurbano.

El probable ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo va a implementar un plan de emergencia contra el hambre pero hay que distinguir esto último de la política para prevenir un estallido social, que no es exactamente lo mismo.

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