Por Carlos Tórtora.-

El éxito del banderazo del sábado pasado contra la expropiación de Vicentin sorprendió a oficialistas y opositores. En el gobierno no esperaban una reacción tan fuerte y en las filas del PRO había mucha moderación. La reaparición de una oposición social activa y con eje en el campo es el nuevo dato de la realidad política. El oficialismo estaba hasta ahora satisfecho, porque el macrismo venía quedando reducido al ejercicio de la oposición parlamentaria. Un factor que gravitó en este sentido es el protagonismo tomado por Horacio Rodríguez Larreta, quien no titubeó a la hora de aparecer frecuentemente junto al presidente en el marco de la lucha contra el Coronavirus. Con este tema como eje, el jefe de gobierno porteño reiteró su mejor recurso político: asegurarse la gobernabilidad de la Capital sacrificando para ello el perfil opositor que intentaron tener Mauricio Macri y su principal espada, Patricia Bullrich.

El retorno

Ahora a Juntos por el Cambio se le presenta una situación más compleja. La crítica al estatismo del Frente de Todos que aflora ahora exigiría un acompañamiento político que no puede darle Larreta desde su postura acuerdista. En otras palabras, se estarían dando las condiciones precisas para un retorno al primer plano de Macri con vistas a las elecciones legislativas del año que viene. La UCR, por su parte, no genera hasta ahora ningún liderazgo nacional que pueda eclipsar al jefe del PRO y éste tiene un argumento extra para dar un paso al frente. La denuncia por el espionaje ilegal cobró cierto vuelo. Macri está a la espera de malas novedades en otras causas, como la del Correo o los parques eólicos, paralizadas por la feria judicial que acompaña la cuarentena. La reaparición de Macri como jefe opositor sería el recurso más eficiente para plantear que las causas judiciales son una forma de persecución política. En el gobierno, mientras tanto, seguirían aferrados a la foto de Alberto con Larreta a la espera de que haya una crisis interna en el PRO. Algo difícil de darse. Hasta ahora, cada vez que Macri avanzó, Larreta cedió y dio un paso al costado evitando la confrontación directa.

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