Por Carlos Tórtora.-

Si en algo parecen coincidir Cristina Kirchner y Alberto Fernández es que hasta las elecciones no se debe acordar con el FMI. El flamante documento firmado por figuras del kirchnerismo duro le da a esto una dimensión épica. Esto es, no pagar hasta tanto dure la pandemia y utilizar los fondos para combatir la misma.

Con su característica adaptabilidad, Alberto Fernández evitó chocar con los firmantes del documento diciendo que coincidía parcialmente con su texto. Este episodio ocurre cuando Axel Kicillof está hablando casi a diario opinando sobre la situación económica. También es notorio el creciente rol de la Secretaria de Comercio Paula Español, cada vez más fuera de control del Ministro de Economía Martín Guzmán.

Tanto en el FMI como en el Club de París podrían interpretar que es conveniente ser concesivos con el Presidente argentino para evitar que CFK termine teniendo el control total de la economía.

Que Alberto y Guzmán intentan sacar provecho del juego del policía bueno y el policía malo es evidente. El presidente, la semana pasada dio por terminada la gresca entre Guzmán y el subsecretario de energía Federico Basualdo, pero éste impuso su solución de un aumento de tarifas menor al deseado por el ministro.

Hasta ahora, en cada pulseada entre el presidente y la vicepresidenta, ésta terminó ganando y él se adaptó a las circunstancias.

Un juego peligroso

Ahora, un interrogante importante es si ha comenzado una ofensiva final sobre Guzmán o simplemente se lo busca condicionar si es que éste termina por adaptarse a hacer lo que no quiere. Es lógico pensar que Cristina también evalúa que golpear a Alberto más de la cuenta, podría hundirlo en las encuestas poniendo en riesgo la gobernabilidad y en consecuencia al propio kirchnerismo. Si así fuera, la tensión entre los dos vértices del poder tendría un límite, que podría ser la renuncia por presiones del ministro de economía. Esto es, que Cristina se contentaría con doblegar a Alberto sin llegar a la destrucción de su figura. En esta zona gris navega el presidente cuando permanentemente evita la confrontación. Ya se puede vislumbrar que el oficialismo pretende hacer campaña electoral con la bandera de no ceder ante el FMI.

En este contexto, el juego del tira y afloja se prolongaría hasta noviembre por lo menos.