Por Carlos Tórtora.-

Las turbulencias del peronismo tuvieron en las últimas horas nuevas variantes. Uno de los hechos que llamó la atención de los analistas en los últimos días es el silencio mantenido por el kirchnerismo sobre la intervención del PJ encabezada por Luis Barrionuevo. Este último no se privó de denostar a Cristina Kirchner en varias ocasiones, casi desafiándola a que respondiera, lo que no ocurrió. En las cercanías de la ex presidente se comenta que la manifiesta intención del flamante interventor de trabajar contra el cristinismo, en definitiva, le facilita a éste una brillante excusa para anunciar que el año que viene irá por fuera del PJ y con Unidad Ciudadana. Éste sería el verdadero proyecto de CFK y de La Cámpora, aunque no tanto de los sectores más moderados que soñaban con una primaria dentro del PJ. De terminar así las cosas, se daría la paradoja de que la intervención que le arrebató al kirchnerista José Luis Gioja la batuta del partido sirva para blanquear el juego electoral de Cristina.

Claro está que, por el momento, prevalece la inmovilidad ya que todos -incluyendo a los gobernadores e intendentes- esperan, antes de llamar al interventor, que la Cámara Nacional Electoral lo confirme o lo remueva (es mucho más probable lo primero), ya que Gioja y los suyos apelaron de inmediato la resolución de Servini de Cubría.

Una bicicleta de un año

Pese al inmovilismo que imponen las circunstancias, otro dato que llama la atención es la insistencia de Barrionuevo de mostrarse ante los medios como el jefe del peronismo y no lo que en realidad es, un interventor normalizador dependiente de la jueza electoral.

Distintas señales indican que el jefe de los gastronómicos se propone bastante más que un breve interinato para poner en funciones al ganador de una interna partidaria. Su objetivo final sería llegar hasta la instancia definitiva para la oficialización de las listas de candidatos para la primaria -esto es, mayo del año que viene- estirando así la intervención para que sea ésta la que defina las alianzas del PJ y las listas de candidatos, empezando por la fórmula presidencial. Los tiempos, en realidad, pueden dar para que Barrionuevo quede en posición de convertirse en el gran elector: para oficializar un cronograma para la elección interna de autoridades, habría que resolver la cuestión de un padrón de afiliados nacional de casi 4 millones que está plagado de irregularidades. Por caso, sería necesario rehacer el padrón y hasta dictar una amnistía interna para los cientos de dirigentes que fueron hasta el año pasado candidatos de otros partidos violando así la carta orgánica del PJ. Así las cosas, el calendario para la interna podría demorarse lo suficiente como para que el Plan Barrionuevo se vaya concretando. Todo esto en el marco de una pronunciada devaluación del sello PJ, ya que tanto la dirigencia como los votantes peronistas ya se habituaron a prescindir de la boleta del justicialismo.

Share