Por Rafael Argento.-

Andrés Larroque sentenciaba hace apenas dos años la siguiente frase: “Si Scioli es presidente me prendo fuego en la Plaza de Mayo”. Uno cree que las personas pueden cambiar de pensamiento pero de ahí a ponerse una gorra naranja con una sonrisa… Abandonó “La Cámpora” para convertirse en un nuevo soldadito de Scioli. “El “Cuervo” es el más mercenario de todos”, decía Máximo. Le terminó clavando un puñal por la espalda.

Cuando en el kirchnerismo todavía creían que Cristina Kirchner podía imponer otro candidato para la sucesión, Larroque se llenaba la boca con palabras de odio para Scioli. Que era menemista, que iba a traicionar al modelo y que era un ladrón. ¿Un ladrón diciendo que otro es ladrón? Así como lee…

Los tiempos cambiaron para el titular de “La Cámpora”, la organización creada por Máximo Kirchner que sufrió como pocos la elección del 25 de octubre y en especial la derrota de Aníbal Fernández en la provincia de Buenos Aires. Aunque logró meter a varios diputados, algunos intendentes y se quedó con la gobernación de Santa Cruz, La Cámpora perdió su mayor apuesta en la elección del domingo con el triunfo de María Eugenia Vidal.

Aníbal habría prometido unos 30 mil lugares en la planta de empleados del gobierno bonaerense, además de puestos claves en el gabinete y organismos provinciales.

Tras la derrota de Aníbal, La Cámpora depende de la suerte de Scioli ya que actualmente tiene copada gran parte de la administración nacional, organismos judiciales, Aerolíneas Argentinas y organismos como ANSES, PAMI y el INADI, que a partir de la creación de delegaciones le permiten tener presencia territorial en todo el país.

Por el temor que tiene La Cámpora a perder toda su estructura de cargos, Larroque, que hace un par de años se animaba incluso a desafiar a «La Jefa» en público, se puso la gorra naranja de Scioli presidente y dejó de lado sus promesas de prenderse fuego en la Plaza de Mayo.

Larroque no fue el único camporista que debió accionar el freno de mano. Juan Cabandié se hizo fotografiar repartiendo volantes de Scioli luego de haber cuestionado a Gustavo Marangoni, uno de los hombres de máxima confianza del gobernador.

Por un puesto baila el mono y cambia su discurso cuantas veces sea necesario. El mercenario Larroque ya se viste de naranja. No vaya a ser cosa que se tenga que comprar remeras de color amarillo el próximo 22 de noviembre…

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