Por Carlos Tórtora.-

Desde los analistas de mercado hasta los analistas políticos, se está instalando con fuerza el dilema de si el gobierno buscará el camino hacia el default selectivo en la actual renegociación de la deuda. Según la opinión de los que niegan que haya riesgo real de default, el gobierno deja correr las versiones para colocarse en una mejor posición para negociar. Cuanto más decidido a patear el tablero vean los acreedores al gobierno, mayor predisposición habrá para ceder en la quita de capital o los intereses. Para otros, en cambio, la combinación del efecto coronavirus, sumado a la baja del petróleo y a la crisis financiera, son una tentación para que Alberto Fernández intente capitalizar políticamente un default. Se puede presumir que Cristina Kirchner respaldaría una salida de este tipo. Como es obvio, esta segunda alternativa sería la que tendría efectos políticos y económicos más trascendentes. Hoy el gobierno se destaca por la falta de una épica -para decirlo en el sentido kirchnerista- que le permita movilizar al peronismo por un lado y a la opinión pública por el otro, detrás de banderas significativas. El oficialismo, por otra parte, parece carecer de un verdadero plan económico -aunque lo niega- y se escuda detrás de la renegociación de la deuda para justificar la escasa acción del gobierno para reactivar la economía. El discurso presidencial del 1° de marzo delante de la asamblea legislativa mostró a las claras la escasez de medidas económicas que padece el Ejecutivo. De hecho, los proyectos de leyes más importantes que se anunciaron fueron el de interrupción voluntaria del embarazo y la reforma judicial. De la reactivación prácticamente no habló el presidente.

Relato pega con default

Un primer análisis señala que entrar en default sería el escenario ideal para el kirchnerismo, cuya crítica hacia Alberto es que hace un culto de la moderación y que no suele recostarse en las consignas tradicionales de la década pasada. De alguna manera, la entrada en default sería entonces una derrota para la política de aproximación a los EEUU y la Unión Europea que se trazó Alberto, que en este caso tendría que lidiar con una descolocación de Argentina en los mercados internacionales. «El mundo se confabula para hacer más difícil nuestra salida», afirmó el presidente en una entrevista en Canal 9. La frase, inquietante de por sí, apuntaría hacia el escenario de default, aunque podría consistir perfectamente en un bluf en el póker de la renegociación.

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