Por Alexis Di Capo.-

Ayer, en el medio de la parálisis política de fin de año, el ambiente político platense se sacudió con la inminencia de una definición sobre el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses. Finalmente todo quedó en el pronunciamiento, favorable al desdoblamiento, de la Corte Suprema bonaerense. El caso es que estamos ante una paradoja notable. El gobierno hizo todo lo posible para que la contendiente de Mauricio Macri fuera Cristina Kirchner. Pero ahora no pocas encuestas la dan ganadora a esta última y entonces el oficialismo recurre a la idea de desdoblar las elecciones para que en la lucha por la gobernación bonaerense no esté presente la boleta de CFK y que al mismo tiempo ésta no cuente en la presidencial con el entusiasmo de los intendentes, que ya habrían jugado sus cartas en la elección provincial.

A María Eugenia Vidal la situación la coloca en una mayor centralidad política: si hay desdoblamiento se convertiría eventualmente en la figura política número uno del oficialismo y la encargada de balancear los triunfos peronistas en numerosas provincias. Y si no se concreta el proyecto, también quedaría como la salvadora de Macri por el arrastre de su boleta junto a la de éste.

En el caso de que, Jaime Durán Barba mediante, la cúpula del PRO le pida a Vidal que deje sin efecto el desdoblamiento, también ganaría la gobernadora, porque quedaría como cediendo para que Macri tenga más posibilidades de ser reelecto.

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