Por Guillermo Cherashny.-

Desde la mañana del lunes se anunciaba un discurso presidencial sobre un posible DNU sobre extinción de dominio que fue aprobada en la Cámara de Diputados unos días después que José Lopez arrojara los bolsos por la puerta del convento a propuesta de Sergio Massa, cuando planteaba una agenda de transparencia y se sumó Cambiemos dándole media sanción a una ley de dudosa constitucionalidad que cuando pasó al Senado los jueces de todas las instancias opinaron en contra y el bloque K se negó totalmente y el heterogéneo bloque que conduce Miguel Pichetto no admitió que ante una medida cautelar de un juez federal penal se pueda proceder a la extinción de dominio. Pero el asunto es más político que jurídico, ya que Elisa Carrió y su partido reclaman recuperar lo robado y media sociedad está de acuerdo sin importarle el cómo. Y así las cosas, en este enero de anuncios electorales sobre seguridad inspirados por el triunfo de Bolsonaro en Brasil y por iniciativa de Patricia Bullrich el presidente «compró» la «bolsonarización». Pero como no alcanza para tapar la recesión e inflación y calmar a Carrió, que no quiere la «bolsonarización», Marcos Peña se reunió con ella, quien exigió el mamarracho de DNU que compró todo Cambiemos. Así salió la idea de un decreto para encubrir bajo el manto de una acción civil una sanción penal como es la extinción de dominio, o mejor dicho el decomiso de bienes, que es indiscutible sanción penal. Además, no hay necesidad y urgencia como establece la Corte, porque el ejecutivo podría plantear un nuevo proyecto en extraordinarias u ordinarias o de hecho, si los jueces la declaran inconstitucional, pedir los votos al gobierno en las presidenciales para recuperar lo robado, como exige la sociedad.

Desde el punto de vista político y comunicacional es un éxito del gobierno, porque si el DNU lo rechaza el congreso, serán acusados de corruptos y si un juez lo invalida podrán decir lo mismo de la Justicia, en un claro inicio de la campaña electoral. Al mismo tiempo, en los próximos días no se hablará de otro tema que la corrupción kirchnerista, que es claramente funcional al gobierno nacional, con lo cual habrá logrado su objetivo.

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