Por Alexis Di Capo.-

El triunfo de Jair Bolsonaro, por sus características especiales, está llamado a influir en Argentina. Aquí existe una llamativa ausencia de expresiones de derecha en un arco político donde Cambiemos se esfuerza cada vez más por alejarse de cualquier etiquetamiento que lo vincule hasta con la centroderecha. Jaime Durán Barba, vocero de la ortodoxia del PRO no duda en afirmar que el oficialismo es sustancialmente progresista. Las idas y venidas de Macri con respecto al aborto, por ejemplo, ilustran sobre este esfuerzo por no derechizarse. El vacío dejado por el macrismo hasta ahora no fue ocupado por ninguna fuerza política.

La semana pasada, en Animales Sueltos, el economista José Luis Espert anticipó que competirá por la presidencia y se puso el traje de Bolsonaro. Esto es, adoptó una postura crítica del sistema, a la vez que marcó una política económica pro mercado y se alejó lo más que pudo del oficialismo. Por lo que se sabe, Espert aspira a construir una alianza con diversos sectores de la oposición, postura que también lo asemeja al heterogéneo frente que lidera Bolsonaro.

Sin embargo Espert no es el único que le apunta a la franja de la derecha. El diputado Alfredo Olmedo de Todos por Salta está evaluando si se presenta como candidato a gobernador (Juan Manuel Urtubey no puede ser reelecto) o bien prueba suerte para presidente. Olmedo se presenta como el nuevo Bolsonaro y conversa sobre todo con sectores peronistas del antikirchnerismo.

Con impronta nacionalista

Con orientación nacionalista, distintos grupos están preparándose para entrar al ruedo electoral siguiendo a Espert, a Olmedo o impulsando una opción distinta.

Es el caso del Movimiento Patriótico Federal, que lideran el segundo de Aldo Rico en Semana Santa, el teniente coronel Enrique Venturino, el Vicecomodoro Horacio Ricciardelli, el ex legislador porteño Raúl Padró y Guillermo Balmaceda. Los nombrados trabajan en el espectro que va desde el nacionalismo hasta el peronismo ortodoxo.

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