Por Guillermo Cherashny.-

Cuando el presidente le ofreció la candidatura a vicepresidente al senador Pichetto y éste aceptó de inmediato, se generó una señal muy favorable a los mercados y a los inversores del exterior y principalmente en Wall Street porque, en caso de un triunfo de Macri, el ex presidente del bloque del PJ en el senado le garantizaba una gobernabilidad futura, ya que mantiene excelentes relaciones con los mandatarios provinciales peronistas e independientes. Así fue que bajó el dólar mayorista, subieron los bonos de la deuda y bajó el riesgo país durante dos semanas. Pero luego del cierre de listas el 22 de junio, con la consolidación de Sergio Massa y su inclusión en el Frente de Todos y la decisión del bloque de senadores del PJ reemplazando a Pichetto por el senador Carlos Caserio, quien fuera ministro y mano derecha de José Manuel de la Sota como nuevo presidente y que declaró que él personalmente apoyaba la fórmula del Frente para Todos con el apoyo de varios intendentes importante de Córdoba, la cosa cambió. En efecto, luego el flamante gobernador electo de Santa Fe, Omar Perotti, rompió el silencio y apoyó la fórmula Fernández-Fernández, dando una idea clara de que el peronismo se está unificando atrás del Frente para Todos, en un efecto colateral de la nominación de Pichetto, que no sumó a ningún peronista importante y que en la confección de las listas primó nuevamente el sectarismo de Marcos Peña. Entonces el dólar volvió a subir, aunque muy poco, pero el riesgo país, de 822 puntos básicos subió a 875, en una clara muestra de que los mercados temen un triunfo de Todos en la primera vuelta o bien consagrar la victoria peronista en la provincia de Buenos Aires, donde va casi todo el peronismo unificado y sólo quedó afuera la sola presencia de Graciela Camaño, que no tiene ningún voto y que fue diputada nacional de la mano de Duhalde dos veces y luego de Sergio Massa, al que abandonó para sumarse a Lavagna.

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