Por Carlos Tórtora.-

Horacio Rodríguez Larreta estaba en los últimos días empezando a explotar su éxito político de haber obtenido de la Corte Suprema el fallo por la coparticipación favorable a la Ciudad. Sin embargo, un nubarrón aguó la fiesta. La aparición de nuevos chats escandalosos que involucran al Ministro de Seguridad porteño Marcelo D’Alessandro con el presidente de la Corte Suprema de Justicia Horacio Rosatti desató una crisis de imprevisibles consecuencias en el gobierno porteño. En el entorno de Larreta existe el fundado temor de que haya una tercera ola de chats y que la situación se agrave en los próximos días. El Jefe de Gobierno tiene como uno de los pilares de su campaña de corrupción la ausencia de hechos notorios de corrupción en su administración que hayan tomado estado público -con excepción, por ejemplo, del escándalo de las grúas, que es uno de los temas que aparecen en los chats. El oscurecimiento de la gestión porteña por un clima de denuncias se proyecta ahora como una amenaza sobre la candidatura presidencial de Larreta, justo en el momento en el que éste se dispone a afianzar su presencia nacional.

Una cumbre sin definiciones

En este clima de incertidumbre es que el jefe de gobierno se dispone a reunirse con Mauricio Macri en el sur -en Cumelén- para intentar arrimar a un acuerdo electoral. El expresidente aparecía debilitado en los últimos días pero el escándalo D’Alessandro le da nuevas fuerzas, porque la administración porteña está ante una crisis sin precedentes.

Macri pretende, como ya trascendió, que su primo Jorge sea el candidato oficial a jefe de gobierno y que Larreta renuncie a un entendimiento con Martín Lousteau y la UCR. También aspira a que, en un eventual gobierno de Juntos por el Cambio, el 80% de los funcionarios sean ex funcionarios de la gestión macrista. Larreta estaría dispuesto a hacer éstas y otras concesiones siempre y cuando Macri dé un paso al costado en sus aspiraciones presidenciales. Pero la posibilidad de que la gestión porteña se vea envuelta en una ola de escándalos de corrupción alentaría al expresidente a mantener vivas sus expectativas presidenciales.

Con este contexto, lo más probable es que de la cumbre del PRO no surja ningún acuerdo definitivo y que la tensión continúe durante todo el verano. Lo cierto es que, cuando la balanza se inclinaba a su favor, un nuevo golpe del destino hace peligrar la carrera triunfal de Larreta hacia la candidatura presidencial.

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