Por Sebastián Dumont.-

Hay una cultura política que se ha instalado en los últimos años en la política que bien podría ser llamado el estilo “Scioli”. A grandes rasgos, para describir como se explica esa forma hay que tener en cuenta la obsesión por el blindaje mediático por encima de la voluntad real de real de solucionar los problemas de fondo. En la provincia de Buenos Aires, por la herencia que recibió María Eugenia Vidal, la realidad es elocuente. Pero también está pasando en varios distritos del conurbano bonaerense. E incluso, hay quienes sostienen que alrededor de la propia gobernadora hay funcionarios que son proclives a esta tendencia de mantener en “algodones” a la mandataria para no tocar los puntos más sensibles de la infección que dejó el Frente para la Victoria.

La sciolización de la política sigue vigente, de alguna manera, en la provincia de Buenos Aires. El ex gobernador dejó una administración muy complicada por donde se lo mire. Y sus hombres más cercanos, que muchos lograron el ascenso social de llegar a vivir en el Country Abril, sostienen que al motonauta no le quedó otra que blindarse en los medios ante la falta de respuesta del gobierno nacional.

“Scioli tuvo que optar por volcarse a lo mediático porque nunca le dieron lo que la provincia necesitaba por cuestiones políticas, entonces al no poder resolver ningún problema de fondo, prefirió que no lo ataquen”. El argumento endeble surge de los todavía fieles sciolistas. Pero es muy flojo de papeles.

En realidad, Scioli buscó ser heredero y llegar a la presidencia apelando a su instalación mediática para la cual invirtió mucha plata. Lo que mejor funcionó, o lo único en realidad, fue el ministerio de la comunicación.

Pero ese estilo de no resolver ningún problema de fondo, no se ha acabado. Por estas horas, en la propia gobernación, María Eugenia Vidal tiene algunos funcionarios que piensan lo mismo. “Vidal es una joyita que no podemos romper”, razonan en algunos despachos para explicar la necesidad de no meterse a fondo en los temas. Claro que hasta ahora, tampoco han decidido hacer un blindaje mediático. Los recursos no abundan y, en definitiva, la decisión política de Vidal es otra. A pesar de estar rodeada por varios sciolistas de antes. Si en definitiva, uno de los creadores de “scioliarquía” es su secretario general de la gobernación.

Intendentes con experiencia suelen comparar la situación entre Scioli y Vidal de la siguiente manera: “María Eugenia (Vidal) es distinta, tiene coraje y voluntad para cambiar las cosas, el problema pueden ser alguno de los funcionarios que no quieren mover mucho la estantería. En cambio Scioli nunca quiso él ir a fondo”.

Pero el estilo Scioli se traduce en las comunas. Muchos de los nuevos intendentes, que han derrotado a históricos barones bajo el slogan de renovar la política, optaron hasta aquí por el mismo método. Para tapar las deficiencias de sus primeros pasos, vuelcan los esfuerzos en los medios. Y abundan con pautas para que no trascienda las deficiencias que luego ellos mismos le marcan al macrismo. Es común, a muchos de ellos, verlos transitar por los estudios de televisión con mucha frecuencia. Y la pregunta es: ¿En qué momento gobiernan?

Por lo visto, la herencia K no sólo es económica y social. Hay una categoría para la provincia de Buenos Aires. Y es la sciolización de la política.

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