Por Alexis Di Capo.-

Una frase conocida en el ambiente político dice que ningún gobierno puede ganar elecciones si no controla el dólar. El nuevo cepo cambiario, aprobado en silencio por la oposición, le asegura al macrismo una transición controlada y le permite volver a la arena política. Lo hace golpeado, porque ya no podrá criticar las intenciones estatistas de Alberto Fernández, luego de que la Casa Rosada tuvo que recurrir a un cerrado intervencionismo en los últimos días.

Como se sabe, la fe en dar vuelta el resultado de las paso recae en el círculo presidencial, mientras que tanto el entorno de Horacio Rodríguez Larreta como el de María Eugenia Vidal considerarían que están luchando por obtener el mayor número posible de bancas pero que la tendencia es inmodificable. Uno de los mayores dilemas en la Casa Rosada es si Macri debe reaparecer inmediatamente como candidato o tratar de perfilarse como un piloto de tormentas dispuesto a llevar el barco a puerto. Una señal en este sentido es que Miguel Ángel Pichetto reapareció con fuerza en los medios, lo que indicaría que el presidente hará lo mismo.

Solos

En los análisis que maneja el gobierno hay coincidencia en el sentido de que el Frente de Todos hará la plancha en las próximas semanas dejando que el oficialismo tome la iniciativa y se equivoque o provoque las reacciones adversas de un electorado hipersensible. De cómo actúa el kirchnerismo no hay duda: permanece en silencio acerca del control de cambios y su candidato viajó a España por una semana.

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