Por Guillermo Cherashny.-

Todos recuerdan que en el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando temía que Antonio Cafiero fuera presidente en el 89, el entonces presidente le encargó a Coti Nosiglia, ministro del interior, que «inflara» a Carlos Menem, ese exótico riojano que lanzó su candidatura para las internas presidenciales por el PJ rodeado por los doce apóstoles, dirigentes peronistas un tanto impresentables que acusaban al cafierismo como un rama de la coordinadora radical, y la opinión publicada se reía de ese riojano negándole cualquier posibilidad de ganar esas elecciones internas.

La historia es conocida: Carlos Menem ganó esa interna con gran apoyo popular y junto a él estaba un dirigente sindical tan vilipendiado como hoy y que no era otro que Luis Barrionuevo, el hoy interventor del partido justicialista, designado por la jueza Servini.

Más tarde, durante la presidencia de Menem, el ahora interventor fue unos de los artífices del pacto de Olivos y la consecuente reelección del presidente. Sin querer comparar a Barrionuevo con Carlos Menem, hoy a los 76, está más allá del bien y del mal y su objetivo es lograr la normalización del peronismo con todos los sectores. Y ahí se verá si Cristina quiere volver al peronismo, ya que tiene la mayor intención de voto, o elige como la otra vez no confrontar, porque le parecía que Florencio Randazzo era poco rival para ella y armó Unidad Ciudadana y obtuvo el 20% a nivel nacional y entre el PJ Federal y el Frente Renovador de Sergio Massa obtuvieron también sumados el 20%.

Por el lado del gobierno, la economía, lejos de sonreírle, cada vez se demuestra que no puede domar la inflación y que la tarde del 28 diciembre, cuando decidieron que podían bajar la tasa de interés al 20% con una inflación del 15%, los hechos posteriores demostraron que no. La inflación del cuatrimestre puede pasar el 9% y la tasa de interés sólo la bajaron al 27,25% prorrogando la bicicleta financiera que, basada en el atraso cambiario, genera altos beneficios a los bancos e inversores y perjudica a las Pymes, el corazón de la economía.

En conclusión, el peronismo ahora tiene una posibilidad de unificación y el gobierno tiene problemas económicos que no puede solucionar y, por tanto, aunque enfrente a este un peronismo disperso, la reelección no está asegurada.

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