Por Guillermo Cherashny.-

Después de unos días de silencio, el presidente, en una entrevista radial, atacó a la Corte Suprema alegando que no tenía un buen funcionamiento y también criticó al FMI porque exige un plan de ajuste que el gobierno no aceptará. La semana pasada Alberto Fernández asumió la presidencia de la CELAC, un mecanismo de consulta de América Latina y el Caribe que no tiene ninguna relevancia y que el presidente utilizó para impulsar su agenda contra la OEA, liderada por Luis Almagro, el excanciller uruguayo, que actúa como un aliado estrecho de los Estados Unidos. La CELAC sería una suerte paralelismo de las actividades de la OEA, muy cuestionada por Cuba, Venezuela y Nicaragua, las tres dictaduras de la región, a las cuales Argentina no condena, porque sostiene que no interviene en los asuntos internos de otros países, a diferencia del gobierno americano, que las cuestiona abiertamente. El problema es que nuestro país necesita el apoyo de Joe Biden para apoyar el acuerdo con el Fondo, así que no se entiende para qué preside la CELAC, además que ningún argentino sabe quién es Luis Almagro y cómo maneja la OEA, de ahí que el cuestionamiento a la justicia y a la OEA es una preocupación de Alberto y Cristina que no le importa a ninguno de sus votantes. El acuerdo con el FMI sí es importante para los argentinos, porque a la mayoría no le alcanza la plata y por eso intuye que cualquier arreglo con el fondo es mejor que un default de la deuda. En estos días, además, a la gente le preocupan el auge del Covid y los cortes de luz, y el funcionamiento de la Corte les importa poco y nada.

Share