Por Guillermo Cherashny.-

Las declaraciones de Patricia Bullrich en el sentido de que en diciembre la oposición quiere generar hechos de violencia es la política que decidió el presidente y que instrumentará la ministra de seguridad. Empezó con la decisión de multar a camioneros con 800 millones de pesos por no cumplir la conciliación obligatoria y sigue con la misma conciliación que se les exige a los docentes con el ministro Triaca, otro de los ejecutores del plan de generar violencia por parte de los sindicatos y movimientos sociales para luego echarles la culpa diciendo que son un conjunto de inadaptados que quieren revivir los sucesos del 2001 y voltear al gobierno actual, de modo que nuevamente el peronismo trata de que un gobierno de otro signo no termine su mandato.

Como dice el economista Broda, que el gobierno con suerte llegará con un crecimiento magro a las PASO de agosto, la intención es polarizar con Cristina, el sindicalismo y los movimientos sociales, creando un caos violento para tener el apoyo de una clase media devastada y enojada, que ante un caos mayor vote a Macri nuevamente.

Esta operación de Macri, Peña, Bullrich y Triaca no es compartida por Rodríguez Larreta y Vidal pero cuenta con el decidido apoyo de Lilita Carrió para agitar la violencia verbal contra la oposición. El gobierno no se da cuenta de que una situación así, colocaría a Cristina encabezando las encuestas y antes de las PASO generaría una corrida cambiaria -si no bancaria- que derivaría en un nuevo default.

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