Por Guillermo Cherashny.-

El Gobierno, después de las elecciones lanzó una serie de «reformas», que pusimos entre comillas porque no son tales, sino parches temporarios para solucionar los graves problemas del país, como los previsionales y tributarios, y obviamos los fiscales porque, lejos de reducirlos, los han aumentado. Pero con la mentira de patas cortas de que bajan el déficit primario y agrandan el financiero y así podrían lograr en el 2019, año electoral, que el déficit primario al 2,2% del PBI y aumentar en forma similar el financiero, que es del 2,5% y podría subir al 4,5%. Es muy fácil: el déficit fiscal es de unos 30.000 millones de dólares y a su vez el Gobierno toma 30.000 millones de dólares de los mercados internacionales de crédito hasta que no digan basta, que será inexorablemente en el 2020, o que suba la tasa de interés de corto plazo de la Reserva Federal de los Estados Unidos.

Ayer sancionaron por DNU una megareforma del estado que de mega no tiene nada y tiene algunos artículos para acelerar trámites pero susceptibles de impugnaciones constitucionales, como está pasando con la reforma previsional. Es la primera vez en el tiempo que un gobierno anuncia reformas pomposas y que en realidad son meros parches y que tiene por objetivo bajar la inflación, que para el presidente es lo más fácil y ya se puede decir que fracasó rotundamente.

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