Por Guillermo Cherashny.-

Ya nadie duda de la estrategia de Cambiemos de aquí a las elecciones del 2017 y el ministro de Justicia Germán Garavano lo puso blanco sobre negro al decir que no hay posibilidades de que Cristina vaya presa, porque está a derecho y no ostaculiza la marcha de los procesos judiciales, lo cual es muy dudoso, ya que falsificó y borró firmas de sus sociedades hoteleras. Pero en realidad, Garavano, de fluido contacto con el presidente Macri, expresó lo que quieren el PRO y Carrió, que es que Cristina siga libre para dividir las corrientes peronistas y los que se fueron del peronismo como Massa y De la Sota.

Si desde el punto de vista político es razonable que Cambiemos juegue a la división del peronismo, pasa todo lo contrario en el tema económico y en el específico asunto del sinceramiento fiscal, más conocido como blanqueo de capitales. En efecto, en la medida en que el gobierno difunde encuestas diciendo que Cristina tiene una imagen positiva de entre el 40 y el 50% en el conurbano, el blanqueo peligra en forma terminal, porque los argentinos que tienen fortunas millonarias en dólares en el exterior nunca exteriorizarían sus capitales por temor a la vuelta de Cristina, porque el capital, ante todo, es cobarde. Pero Macri, Peña y Durán Barba juegan a ganar en 2017 y la reelección en el 2019, lo cual puede ser legítimo pero el gobierno fue votado para que le vaya bien al país y no al PRO y además votó para que los corruptos encabezados por CFK estén en la cárcel y no para que sean inflados electoralmente por Cambiemos.

Share