Por Guillermo Cherashny.-

«No hay mal que por bien no venga» dice el refrán y se puede aplicar a los casi 15 días que duró la fuga de los Lanatta y Schillaci, donde la Bonaerense, la Federal y la Gendarmería mostraron graves falencias, producto de doce años de manejo irracional y persecución a todo aquel que usara uniforme, lo que, sumado al grave problema de atraso en las telecomunicaciones -ya que había zonas donde no funcionaban los celulares-, demostró que después de doce años y medio de desgobierno, hay que utilizar todo el aparato del Estado para lograr la captura de tres prófugos que se lanzaron a una aventura con el solo apoyo de parientes y amigos del submundo de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela.

Ahora es el momento en el que Patricia Bullrich y Cristian Ritondo pueden convertir esta crisis en una oportunidad y profesionalizar urgentemente las policías, y la Gendarmería y la Prefectura.

Hasta este episodio, el Gobierno había salido airoso del cepo, ya que el dólar no se disparó a 16 o 20 pesos como decían algunos analistas, sino que quedó en 13 pesos y pico y después llegó a $ 14,20. Ayer bajó a $ 13,80 y, con esa paridad cambiaria, el país no termina de arrancar. Y aunque sea muy pretencioso exigirle a un Gobierno que apenas cumplió 30 días que solucione el berenjenal económico muy similar al que dejó en la seguridad, se quedó corto con la devaluación. Es una política planeada con el objetivo que los dirigentes gremiales no pidan el 40% como exigió Luis Barrionuevo por televisión. El Gobierno quiere ofrecer el 25% porque ve una inflación alta el primer semestre y baja en el segundo, con lo cual espera redondear en el 25% o menos. Quizás la ultima semana de diciembre y estos 12 de días de enero le dan la razón los precios disminuyeron su aumento por el método más sencillo: que los trabajadores y sectores de servicios ven restringida su capacidad de comprar por la política económica de Axel Kicillof, que llegó con lo estrictamente justo el 10 de diciembre y después el consumo descendió. Y se producen despidos en el sector real de la economía porque los costos en dólares de las empresas son altos y este tipo de cambio no lo solucionó del todo. De ahí que ahora la política económica sea la primera asignatura del Gobierno, que necesariamente debe anunciar un plan monetario y fiscal para recuperar el crecimiento y para eso hay que bajar el gasto público. Pero hay un límite político para los despidos en la administración pública, donde sobran por lo menos 200.000 personas y, como las empresas despiden gente, es imperioso retirar subsidios para que el plan económico sea creíble, cuestión que el Gobierno tiene clara y sabe las limitaciones que tiene para actuar.

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