Por Guillermo Cherashny.-

Ya señalamos en este medio que todos los integrantes de cambiemos querían una Cristina en libertad por lo menos hasta después de octubre del año que viene, después de las elecciones, de modo que cambiemos se enfrente a un peronismo dividido. Pero los jueces están avanzado con mucha prisa y la ex presidente, sin consultar a sus defensores, intentó insolventarse, y tanto Bonadío como Ercolini le inhibieron todos sus bienes y sus cajas de seguridad en dólares y por último, ayer, sus dos pensiones presidenciales, incluida la de Néstor.

Parecería que CFK está débil pero, jugada por jugada no se sabe, si instruyó a Diana Conti para que dijera que ella puede ir presa sin pruebas, intentando victimizarse y así unificar los sectores políticos que aún le quedan y que intenten movilizarse en caso de una detención.

Esta situación detonó una alarma en el gobierno, que decidió no reprimir ninguna protesta en las calles, así sean 30 personas, y por tanto, una movilización de La Cámpora de 5.000 personas que salgan a la calle con ánimo violento produce el temor del gobierno a que le tiren un «muerto», que para Cambiemos sería una catástrofe, cuando espera un blanqueo exitoso. De ahí que tanto Arribas, el jefe de la AFI, el ministro Garavano y Daniel Angelici les rueguen a Bonadío y Ercolini fundamentalmente y a otros que se puedan animar, a que no la detengan a Cristina ni siquiera en forma domiciliara en Río Gallegos o El Calafate.

El problema es que la opinión pública que votó a Cambiemos le exige que CFK termine presa después de los videos de La Rosadita, los bolsos de López y la cajas de seguridad de Florencia Kirchner, quiere que los corruptos estén en la cárcel encabezados por cristina, Aníbal y De Vido.

Además, en momentos en que el gobierno de Vidal está seduciendo a intendentes del conurbano, una detención de la ex presidente puede frenar los pases que necesita el gobierno para ganar las elecciones el año que viene.

Pero Ernesto Sanz ya declaró que no quiere modificar el perfil de Cambiemos incorporando peronistas y aún falta Lilita Carrió, a quien el gobierno le teme igual o más que a Cristina y La Cámpora.

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