Por Carlos Tórtora.-

El fin de año encuentra al peronismo semiparalizado por un factor: la posibilidad de que Cristina Kirchner no sea candidata a presidente. El silencio de ella pasó sin duda a ser su mejor arma política y las especulaciones florecen a medida que el tiempo corre. Hábilmente, la ex presidente no parece hacer nada para confirmar ni relativizar su candidatura pero, eso sí, sigue trabajando para la misma. Para el Peronismo Federal, el efecto de esta duda es bastante importante. Sus dos presidenciables principales, Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey, se mueven con un tacto notable porque saben que si ella diera un paso al costado empezaría otro juego, el de la probable reunificación del peronismo. Para colmo de males, el único punto límite a la indefinición de CFK lo marca el calendario electoral y es la primera semana del próximo junio, nada menos que un semestre adelante. Tal vez tensionado por la situación, Miguel Ángel Pichetto afirmó días atrás que Cristina no debería presentarse. Y lo hizo al ratificar que no habrá desafuero posible en el Senado para ella. O sea que no corre peligro de terminar presa, por lo cual, siguiendo este razonamiento, no necesitaría competir por la presidencia para asegurarse impunidad. Según esta interpretación que manejan los que buscan el renunciamiento, ella, Con su paso al costado, permitiría que surja un candidato consensuado por todos los sectores, lo que le daría la victoria al peronismo, incluso en primera vuelta. Pero estos planteos padecen de simplismo. El peronismo está lo suficientemente dividido como para que la renuncia de CFK dé lugar a una dura interna y hasta que no se logre la unidad. Además, está la realidad de hoy que marcan las encuestas y es que los votos no son transferibles y entonces sólo un candidato que consiga la unidad del PJ podría capitalizar un apoyo masivo.

La paradoja para Alternativa Federal, que nació como opción a Cristina, es que su futuro está pendiente de lo que ella decida. Quizás un renunciamiento suyo podría dejar casi sin razón de existir a una fuerza que justamente se bautizó como alternativa.

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