Por Carlos Tórtora.-

«Si seguimos así corremos riesgo de juicio político». La advertencia se escucha estos días en la Casa Rosada y está dirigida sobre todo a los revoltosos diputados y senadores nacionales de La Libertad Avanza.

Es que Javier Milei habría empezado a jugar con el miedo a la pérdida del poder para disciplinar a sus huestes rebeldes. De hecho, en la historia política nacional no se conoce otro caso de un desorden tan mayúsculo en las filas del oficialismo, ya que las mismas normalmente se disciplinan a la autoridad presidencial.

Las declaraciones del senador kirchnerista José Mayans poniendo sobre el tapete la posibilidad de un juicio político al presidente coincidieron con las afirmaciones del mismo legislador elogiando a Victoria Villarruel.

Este hecho se potencia porque en Diputados se reunieron dos tercios -lo mismo que es necesario para impulsar el juicio político- para la sanción de la ley de movilidad jubilatoria.

Parece obvio que ningún Congreso intentaría el juicio político contra un presidente que todavía tiene un 40% de respaldo. Pero este último se va achicando y hay quienes dicen que, así como vamos, a fin de año a Milei le quedaría sólo un treinta.

Miedo real

Los temores en el mileísmo no son para nada infundados. Y más por cuanto la presidenta de la Comisión de Juicio Político es Marcela Pagano, sin duda la libertaria más próxima al kirchnerismo.

Hay quienes dicen que el peligro real de juicio político se desatará el año que viene si la Libertad Avanza pierde las elecciones legislativas. Pero lo cierto es que el tema cada vez se instala más fuerte en los medios.

Sin duda que, si el presidente veta la ley de movilidad jubilatoria, en medio del conflicto de poderes recrudecerían las versiones sobre el juicio político.

Sólo un gran apaciguamiento de los ánimos desactivarla las versiones conspiracionistas. Pero la pacificación no figura en el diccionario de Milei.

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